Pilar García Muñiz: “Las relaciones con Argelia son tan necesarias como complicadas para España y para la UE"

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Un Mediodía en el que seguimos actualizando la última hora que nos remite a Santiago de Compostela, donde se ha venido abajo un escenario que se estaba montando en el Monte do Gozo. Los últimos datos indican que hay un herido grave y otras tres personas heridas de carácter leve pero no habría operarios atrapados. Enseguida vamos a volver a Santiago.

Y Ahora que estamos a las puertas de una ola de calor, el gobierno de España también está buscando la sombra, el cobijo bajo el paraguas de la Unión Europea ante la crisis abierta con Argelia y la suspensión de las relaciones comerciales.

España comenzó a meter la pata atendiendo al líder del frente polisario Brahim Ghali. Aquello acabó con una oleada sin precedentes de inmigrantes en Ceuta y para saldar la crisis el gobierno decidió dar un giro de 180 grados en la cuestión del Sahara. Con esto ya no solo se metió la pata sino que España ha acabado hasta el cuello en la diplomacia embarrada entre Marruecos y Argelia.

Así que, una vez que Argelia ha roto la baraja comercial toca volver a repartir las cartas y España trata ahora de jugar el comodín de la Unión Europea. Y ¿por qué Bruselas debería de implicarse, de verdad, en este asunto?

Siempre hemos dicho que España es la frontera sur de la Unión. Lo hemos dicho en relación a Marruecos y la política migratoria pero ahora el abanico se abre a Argelia, desde donde operan las redes de inmigración irregular que llegan a las costas mediterráneas de Granada, Almería, Murcia o incluso Baleares. Y ha sido romper el acuerdo de amistad y empezar a notarse un incremento en la llegada de pateras. Este no solo es un problema español, es también un problema comunitario.

Pero precisamente en relación a estas rutas está otro punto fundamental. En las últimas décadas se ha considerado esencial la colaboración de los países del Magreb para la lucha contra el terrorismo yihadista. Desde la caída del DAESH en Siria, Europa ha notado menos amenaza pero nadie puede decir que haya desaparecido. Sobre todo porque los grupos terroristas son cada vez más fuertes en la zona del SAHEL, esa franja que atraviesa África de Este a Oeste y que se ubica justo debajo de Marruecos y Argelia.

Ni la Unión Europea (ni España) se pueden permitir que la colaboración con estos países se vea afectada. Ya sabemos que por muy lejano que parezca Afganistán, Siria o el Sahel, la amenza yihadista puede estar más cerca de los que pensamos. Hoy precisamente, estamos contando en COPE, la inquietud de las fuerzas de seguridad ante cualquier alteración en el intercambio de la información necesaria.

Y un tercer motivo, muy de actualidad. El gas. Europa está buscando fuentes alternativas al gas ruso y una de ellas es Argelia. De hecho, países como Italia han incrementado la compra del gas argelino un 40% justo a la vez que España la ha reducido.

Argelia es un país que maneja el gas entre el negocio y la política y a día de hoy hay un equilibrio complicado debido a la guerra de Ucrania: no se puede perder de vista que el socio de la OTAN es Marruecos y Argelia sin embargo se mueve en la órbita de Rusia. Esto, por extraño que parezca, solo lleva a enturbiar unas relaciones tan necesarias como complicadas para España y para la Unión Europea.

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