Se cumple un año del peor terremoto de la historia de Marruecos: "La situación es diferente, es de esperanza"

Cáritas ha atendido a más de 40.000 personas desde que tuvo lugar el seísmo, el 8 de septiembre de 2023. Una respuesta humanitaria sin precedentes 

EFE

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Ana Torres

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Se cumple un año desde que el terremoto de magnitud de 6,8 en la escala Richter sacudió Marruecos. Las consecuencias del seísmo en el país magrebí fueron devastadoras: provocó la muerte de más de 2.900 personas y más de 300.000, un tercio de ellas niños, vieron sus hogares destruidos. En 'Mediodía COPE' hemos tenido oportunidad de conocer la historia de Mohammed Tahsine, alguien que vivió en primera persona el horror de un seísmo de este calibre. “Vivo en el pueblo de Barda... el terremoto duró unos 22 segundos pero nos pareció mucho más largo. Las rocas nos caían desde la montaña asó que estuvimos escuchando ruidos durante dos o tres minutos...” declaraba Mohammed

Objetivo: llegar hasta las regiones de difícil acceso

La localidad de Barda, provincia de Ouarzazate en la cordillera del Atlas, donde vive Mohammed junto a su familia, está ahora peor comunicado de lo que ya lo estaba antes de que llegase el terremoto y este ha sido uno de los principales problemas a los que se ha enfrentado toda la ayuda que desde Cáritas se puso en marcha aquel 8 de septiembre de hace un año. El objetivo se fijó en dar una respuesta a las regiones más alejadas de los núcleos urbanos. “En estas montañas hay todavía muchas rocas quebradas... si llueve podrían caer de nuevo sobre nuestras casas. Además, en algunas han surgido filtraciones de agua. En mi casa por ejemplo, han salido varias humedades y no podemos permitirnos la reparación. Habría que excavar entre la montaña y los muros y nos resultaría demasiado costoso...” añadía Mohammed

A pesar de todo el dolor y todo el sufrimiento que trajo consigo el terremoto, el seísmo también desencadenó una respuesta humanitaria sin precedentes: una ayuda que se ha traducido en poner como prioridad a los afectados, tal y como nos cuenta Monhammed. “Hemos recibido ayuda de algunas organizaciones, en especial de Cáritas. Nos dieron colchones y mantas inmediatamente después del terremoto. Dormíamos a la intemperie así que fueron imprescindibles. También nos dieron comida y ambas cosas fueron de gran ayuda... aún seguimos usando los colchones”. Desde Cáritas ya han atendido a más de 40.000 personas a través de la distribución de suministros esenciales, kits de alimentos y la construcción de refugios provisionales, sin embargo, el acceso de toda esta población al agua potable sigue siendo uno de los retos más difíciles a superar.

Un año después, la situación es diferente, ha cambiado

También hemos tenido oportunidad de conocer más detalles de esa labor de acompañamiento gracias a Alvar Sánchez SJ, quien es el secretario general de Cáritas Marruecos y a Fray Manuel Corullón, el presidente de Cáritas Marrakech. Un año en el que la ayuda se ha transformado: ha pasado de basarse fundamentalmente en una reconstrucción de casas, escuelas y lugares de encuentro de los vecinos a convertirse en una reconstrucción de la vida social: “A través de proyectos agrícolas y ganaderos que permitan a la gente reconstruir su propia vida y tener una cierta autonomía económica de cara al futuro”, declaraba Fray Manuel. El país de Marruecos, la organización de Cáritas y cada una de las familias que se vieron afectadas por el terremoto mira hoy hacia el futuro y aunque queda aún mucho trabajo por delante, la situación ha cambiado. “Cuando comenzamos a hacer las primeras visitas, la desolación era total,un año después, la situación es totalmente diferente, es una situación de esperanza”.

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