Fray Hermenegildo, una vida trabajando en el cementerio de Guadix: "Este negocio es de Dios"
Los Hermanos Fossores de la Misericordia llevan setenta años dedicados al cuidado de los cementerios, a enterrar difuntos y a rezar por ellos

Fray Hermenegildo, una vida trabajando en el cementerio de Guadix: "Este negocio es de Dios"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Existen más de cuatrocientas ordenes religiosas por toda España y cada una de ellas se dedica a una labor específica. Por ejemplo, los Maristas o los Salesianos se dedican a la educación. La orden de San Juan de Dios se dedica al cuidado de los enfermos. Los trinitarios se dedican a acompañar a los internos en las prisiones. Y podríamos enumerar muchas y muchas más.
Hoy que es el día de los difuntos vamos a fijarnos en una orden que es distinta a todas las demás. Los frailes que forman parte de ella viven en los cementerios. Se encargan de su cuidado, de enterrar a los difuntos y también de rezar cada día por ellos. Te hablo de los Fossores de la Misericordia. Esta orden se fundó hace 70 años. Han estado presentes en Jerez de la Frontera, en Huelva, en Vitoria, en Pamplona, en Felanich, en Mallorca...
La falta de vocaciones ha hecho que ya solo estén presentes en Logroño y en Guadix, un municipio de Granada que fue el lugar donde fundaron la orden estos frailes Fossores. Allí, en el cementerio de San José vive el superior de esta orden, Fray Hermenegildo García Oliva. Entró en ella con veintiún años: “Tendrías que preguntarle a Dios porque me eligió a mi. El nacimiento de la vocación es como una semilla que está dentro y va creciendo. Yo conocí a los Fossores en Huelva. Soy de la zona minera de Riotinto”.
En el cementerio, estos frailes realizan un duro trabajo diario: “Realizamos todo lo que conlleva el trabajo del cementerio. Limpieza, cuidados, apertura y cierre... En un cementerio hay todo el trabajo que quieras. La dedicación es plena”.
En Guadix son tres frailes y en Logroño otros tres. Aun así, Fray Hermenegildo no piensa en el futuro. No le preocupa: “El futuro de la orden es el que Dios tenga previsto. No nos preocupa. Este negocio es de Dios. Nosotros tenemos que dar la piel y que Dios se encargue de los demás”.