Los okupas aprovechan el confinamiento en Galicia : "Se oye como si tiraran muros en casa, así todos los días"

El confinamiento ha tenido daños colaterales. Las calles vacías, el cese de movimientos y los traslados a segundas residencias han provocado un escenario casi idóneo para la ocupación de viviendas vacías.

En España, actualmente, se estima que son cerca de 100.000 las viviendas ocupadas. En Galicia se han disparado los casos: más de 400 en las últimas semanas, según la Federación Gallega de Empresarios. Muchas de estas viviendas pertenecen a los bancos y la mayoría se ubican en urbanizaciones de chalets.Este fenómeno se ha instalado en barrios periféricos de A Coruña, Santiago, Vigo u Orense.

Pero en el barrio coruñés de Palavea, la ocupación marca la diferencia. Los habitantes de un edificio entero son ilegales y la convivencia es insoportable.Según cuentan los vecinos, los conflictos y el peligro se han adueñado de las calles. Así lo cuenta Ángeles, vecina del barrio, que dice que aunque no sabe lo que hacen en las viviendas “se oyen ruidos como si tiraran muros dentro de casa y así todos los días”. De hecho, tiene tanto miedo que se plantea salir de casa acompañada de un cuchillo. Un gesto quizá desproporcionado pero que deja entrever el hartazgo de los vecinos. Por el momento, Ángeles planea mudarse, eso sí, cuando los okupas abandonen el barrio y pueda vender su casa.

Este fenomeno okupa perjudica sin duda a los propietarios y vecinos, pero también afecta al entorno. El valor de las viviendas tiende a devaluarse en estas zonas. Lo cierto es que la ocupación de viviendas en Galicia era esporádico hasta hace no mucho tiempo, pero ahora se ha disparado. Y parece que va a más. Así lo considera Benito Iglesias, presidente de la Federación Gallega de Empresarios, que afirma que “la sensación de impunidad que tienen las personas que ocupan ilegalmente en un lugar, explota en el ambiente”.

De hecho, desde la Federación Gallega de Empresarios han detectado que las personas que están ocupando las viviendas gallegas en los últimos meses, vienen de fuera de la comunidad. Por lo que estos okupas no tienen una necesidad, sino un fin lucrativo.