Lo que más ha sorprendido a una de las psicólogas que está ayudando en Valencia: "Palas llenas de barro en el altar"
La profesora y psicóloga clínica Teresa Bobes ha explicado cómo está la situación en Valencia y cómo es colaborar con el SAMIC de la Archidiócesis de Valencia
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El 29 de octubre es una fecha que ha marcado para siempre la vida de miles de familias que han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de la DANA. Solo en la provincia de Valencia, 224 personas han perdido la vida, y las pérdidas materiales son incalculables. Frente a esta tragedia, la ola de solidaridad que se ha levantado junto a los voluntarios sigue activa, y son muchas las iniciativas que buscan ayudar a los afectados a recuperar, poco a poco, una semblanza de normalidad.
Entre estas iniciativas, la escucha y el acompañamiento han surgido como herramientas fundamentales. Este enfoque es la base del servicio de acompañamiento y mediación canónica que ha puesto en marcha la Archidiócesis de Valencia, el SAMIC. De hecho, en parroquias de Paiporta, Chiva y Alfafar, se están llevando a cabo encuentros entre especialistas y las familias afectadas para ofrecerles apoyo emocional y espiritual.
"la vida no SERÁ igual que era antes del 29 de octubre"
La doctora Teresa Bobes, psicóloga clínica y profesora en la Universidad de Oviedo, ha explicado en ‘Mediodía COPE’ cómo ha sido participar en el SAMIC, ya que ella ha ayudado en las de Paiporta y Alfafar: "Dos meses después de la tragedia, algunas zonas recuerdan a la periferia de las favelas brasileñas: descampados, coches apilados, barro, calles cortadas... La normalidad no ha llegado para nada a estos lugares”.
"Esto es un antes y un después, y la vida no va a ser igual que era antes del 29 de octubre". Según Bobes, las víctimas atraviesan un duelo colectivo, una respuesta normal ante las pérdidas sufridas: "Nuestra labor sobre todo va dirigida a hablar del duelo, el duelo que están viviendo las comunidades como una reacción completamente normal tras las pérdidas sufridas. Entonces, emociones como el dolor, la tristeza, la rabia, incluso la incertidumbre, son emociones humanas que nos ayudan a adaptarnos a una nueva realidad".
"reconstruir la fortaleza emocional"
Y aquí reside la importancia de su trabajo, en "comunicarles que esas emociones que pueden estar sintiendo son normales. Una reacción totalmente humana que nos ayuda a adaptarnos y que forma parte de un proceso totalmente necesario para reconstruir, no solo lo que se ha perdido, sino también la fortaleza emocional, que es algo que una riada no puede llevarse".
Sin embargo, como ha afirmado, también hay señales de alarma que no deben pasarse por alto, como pesadillas recurrentes, flashbacks, aislamiento o irritabilidad extrema. Estos síntomas pueden indicar la necesidad de apoyo psicológico especializado.
"Las parroquias no solo han ofrecido ayuda material, sino también un espacio de consuelo espiritual y acompañamiento emocional. Están en los primeros momentos y en los retos que vendrán después"
'Mediodía COPE
Como ha explicado Teresa, los niños y adolescentes, particularmente vulnerables, experimentan la tragedia de manera distinta ya que la ansiedad de separación, la irritabilidad o la dificultad para dormir son reacciones comunes. En este sentido, Bobes ha enfatizado que garantizar la seguridad básica de los menores es clave para su recuperación: "Las cuestiones básicas, tener ropa, comida caliente, tener un techo, etc. son fundamentales y, en ese sentido, bueno, ya sabemos que no están llegando como deberían. Entonces, el primer paso para una mejor salud mental infanto juvenil es que las necesidades básicas estén cubiertas. Los niños reaccionan como pueden, es decir, que no tienen tanta capacidad como los adultos, pero van haciendo el afrontamiento paso a paso".
"palas y escobones con barro en el altar"
En este tiempo, las parroquias se han convertido en "refugios de esperanza y lugares de encuentro". En Paiporta, se regalaron belenes a quienes lo habían perdido todo y, en Alfafar, se pusieron palas y escobones llenos de barro en el altar: "Las parroquias no solo han ofrecido ayuda material, sino también un espacio de consuelo espiritual y acompañamiento emocional. Estamos aquí para ayudar en los primeros momentos y en los retos que vendrán después”.