Matías perdió a su padres con 7 días de diferencia: “Vinieron juntos y se fueron juntos”
Gustavo y Adriana, médicos argentinos, murieron en octubre luchando contra la pandemia.
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“Los superhéroes nunca mueren, y vos, como te dije tantas veces, sos el mío. Hasta siempre pá, doc”.
Es la despedida que le escribió Matías Salemme a su padre después de morir. Matías tiene 37 años y es argentino. Su padre, Gustavo Salemme, era médico. También su madre, Adriana Cheble. Llevaban 40 años de matrimonio. Los dos estuvieron en la primera línea de batalla contra el coronavirus en Argentina. Y los dos murieron. Con una semana de diferencia. Solo una semana. Fue el pasado mes de octubre.
Quién sabe si a meses de recibir una vacuna que les habría salvado la vida, porque es muy probable que también en Argentina los médicos sean de los primeros colectivos a quienes se les administre.
Hemos hablado con Matías Salemme, que se encuentra en Argentina. Se ocupó del cuidado de su padres, debido a que su hermana estaba embarazada y su otro hermano, que vivía con ellos, se contagió también.
Nos ha contado: “Da la casualidad de que los dos comenzaron a sentir molestias el mismo día. El 25 de septiembre se internaron y fallecieron con 7 días de diferencia”. Añade que "vinieron a este mundo para estar juntos y se fueron juntos".
Se contagiaron en el hospital donde trabajaba Adriana, y su hijo se lamenta de que ellos estaban en plena actividad vital y profesional, 62 y 67 años, con mucho trabajo, y sin ninguna patología previa. Reconoce que fue terrible.
Matías no pudo despedirse de ellos y relata: “No puedes entrar a verlos, les colocaron respiradores, estaban dormidos… el último día que les vi fue antes de internarlos, porque yo les llevaba la compra”.
A Matías le han escrito desde muchas partes del mundo, después de conocer la noticia del fallecimiento de Gustavo y Adriana. Eran personas que reconocían la dedicación de ellos a la medicina. Incluso recibió el mensaje de un padre que intentaba localizarlos para agradecer que hubieran salvado la vida de su hija en el año 2008.
No ha sido un año para olvidar para este argentino. En julio perdió a su abuela, en septiembre a una íntima amiga que precisamente vivía en Madrid y en octubre a sus padres.
Matías finaliza este testimonio vital puntualizando: “Dejaron mucha paz en cada uno de los que se cruzaron en su camino”.