Retiran cinco toneladas de toallitas de plástico del mar de Valencia

Es un gesto y se queda en el mar para toda la vida… Para maquillarnos, para quitar esa mancha en la ropa que se nos resiste… o para limpiar la pantalla del móvil. Las toallitas húmedas forman parte de la vida de muchas personas. El problema es que después de su uso no desaparece, solo se mueve a otro lado. Esos residuos van al mar y allí permanecen.

Un día cuando nos damos cuenta sucede lo que está pasando en Valencia. Una inmensa mole de 3 kilómetros de desechos está siendo estos días extraída del mar. Atención, 5 mil toneladas… han sacado del mar estos días. Y ¿cómo se llega a esta situación? Pues cada pequeño gesto que hacemos: el de tirar estas toallitas de las que te hablamos, bastoncillos de los oídos… Para que nos hagamos una idea de la dimensión… en otras ciudades donde se ha dado esta situación como en Londres se han extraído 150 toneladas. Una enorme diferencia comparado con lo extraído en Valencia.

Bueno y como se puede evitar que esto vuelva a ocurrir. Pues desde la Universidad de Valencia, el catedrático y profesión de gestión de residuos de agua Francesc Hernández nos cuenta que donde hay que hacer más esfuerzos es en divulgar los problemas que esto supone para el medio ambiente: “no es solamente el que en el caso de un residuo industrial alguien por ahorrarse dinero lo hace, es que aquí hablamos solamente de falta de conciencia”.

Claro cuando vamos al supermercado. Miramos el etiquetado de estos productos. En algunos envases describe estos productos como biodregadables. Y si, se deshace sin dejar rastro… pero en cien años. Lo que no da tiempo a la naturaleza a recomponerse.

El lugar donde se encuentra este problema, en el colector norte, recoge el 60% de las aguas residuales que recoge la ciudad. Un fallo puede ocasionar que el río Turia se contamine con aguas fecales que irían a desembocar directamente ahí… con el consecuente daño económico . De hecho este caso que nos ocupa, la extracción de estos residuos está tasado en 8 millones de euros. Un dinero que podríamos ahorrarnos con sólo cambiar el gesto y tirar estos residuos a la basura: “en el entorno obviamente produce un año ambiental, roturas de las instalaciones que conllevan nuevas inversiones pero, en cualquier caso, daños cuantiosos”.

No es la primera vez que esto ocurre. En San Sebastián hace año y medio hubo un tapón de 100 toneladas. Con un pequeño cambio de hábitos se puede conseguir que entre todos respetemos un poco más la naturaleza.