Takashi Pablo Nagai, una historia de esperanza en medio de la catástrofe
Este próximo fin de semana se celebra la XX edición de EncuentroMadrid. Allí se podrá ver una exposición sobre la figura de Takashi Pablo Nagai
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Si hay un periodo convulso en la historia universal esa es la primera mitad del siglo XX. Este periodo fue un tiempo de dolor, de injusticias pero también de mucha esperanza.
En 1908 nació en Matsue, en el sur de Japón, Takashi Pablo Nagai. En aquellos años en este país no había prácticamente cristianos. Solo habían pasado 35 años desde que acabaron sus persecuciones. Los pocos que quedaban eran descendientes de esos perseguidos y eran “cristianos ocultos”. Realizaban sus celebraciones escondidos y con miedo a que pudiera pasarles algo.
Nuestro protagonista Takashi era ateo. No quería saber nada de religión porque lo que a él le gustaba era el mundo de la ciencia. Su padre y su abuelo habían sido médicos y él quiso seguir sus pasos. Con 20 años, se apuntó al colegio de médicos de Nagasaki.
A medida que iba estudiando, se convencía cada vez más de su ateísmo. Un día llegó una llamada a ese colegio donde estudiaba. Era su padre. Le contó que su madre había sufrido una hemorragia cerebral.
Takashi regresó a su pueblo y al llegar, su madre murió. Este fallecimiento de su madre le marcó mucho. Empezó a pensar si la vida se reducía solo a eso a nacer, a vivir y a morir. Sintió un gran vacío.
Durante aquel tiempo también empezó a leer las obras de Pascal. Takashi admiraba a este matemático y físico, pero se hacía una pregunta: ¿Cómo Pascal que prácticamente tiene el conocimiento absoluto, puede creer en Dios? En medio de todas estas preguntas se fue a vivir con una familia de Nagasaki, la familia Moriyama. Ellos eran conocidos por ser de esos “cristianos ocultos” de los que antes te hablaba.
Escondidos se encargaban de custodiar el legado cristiano y católico que les dejaron sus antepasados, siete generaciones atrás. A Takashi le sorprendió el ejemplo de esta familia y sobre todo, su valentía.
Se decidió por completo y se bautizó. Se hizo cristiano y se casó con una de las hijas de esta familia japonesa, se llamaba Midori. Takashi dedicó toda su vida a la medicina. Se hizo radiologo. Hubo algo que marcó para siempre a esta familia: la guerra. Un año cambió sus vidas, 1945. A Takashi le detectaron leucemia y le dijeron que su muerte estaba muy cerca.
Además el 6 de agosto de 1945 una noticia le sorprendió. A unos 400 kilómetros de su ciudad de Nagasaki, en Hiroshima había caído una bomba atómica. Sintió miedo pero siguió con su trabajo de médico. El 8 de agosto se despidió de su mujer, de Midori, al salir de casa. Aquel día trabajaba durante toda la noche, hasta la mañana siguiente. Lo que no sabía Takashi es que esa iba a ser su última despedida. La bomba atómica impactó sobre su ciudad de Nagasaki. Su mujer Midori murió pero Takashi pudo sobrevivir. Después de esta catástrofe, Takashi aportó un fuerte un mensaje de esperanza como nos ha contado en Mediodía COPE la profesora Irene Llabres. Este próximo viernes se inaugura en Madrid una exposición sobre él. Esta exposición forma parte de EncuentroMadrid, un congreso que llega a su edición número 20 y que se va a celebrar durante todo el fin de semana en Madrid. El lema de este Encuentro es “Una amistad que teje la historia”.