Los coches afectados por el impuesto de Franco que PSOE y Sumar quieren recuperar: "20.000 en el último año"

El Gobierno de Pedro Sánchez retomaría el impuesto de lujo a la automoción similar al que en 1957 se estableció en una reforma tributaria por la que se aplicaba un 33 por ciento

José Manuel Nieto

Publicado el

5 min lectura

      
      
             
      

En los últimos días, ha vuelto a surgir una propuesta que evoca el pasado fiscal de España, cuando en 1957, el régimen de Franco instauró un "impuesto de lujo" sobre la automoción. En un contexto económico y político completamente distinto, el gobierno de Pedro Sánchez, respaldado por Sumar, está considerando retomar este tipo de gravamen, dirigido a los coches más caros del mercado, que superan los 60.000 euros. Carlos Moreno 'El Pulpo' y Alfonso García 'Motorman' señalan que este impuesto podría tener un impacto significativo en el sector automovilístico y afectar a una parte considerable del mercado.

Como recordó Alfonso García 'Motorman', el impuesto sobre los automóviles de lujo no es un invento moderno, sino que tiene raíces en la España de mediados del siglo XX. En 1957, el régimen franquista, en su reforma tributaria, aplicó un gravamen del 33% sobre productos considerados de lujo, entre los que se encontraban los coches, las joyas y otros bienes de ostentación. La lógica detrás de este tipo de tributos era clara: gravar aquellos bienes que se percibían como superfluos o innecesarios para la mayoría de la población. El impuesto, conocido como el "impuesto de lujo", estuvo en vigor hasta principios de 1986, cuando, con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), se derogó debido a que era incompatible con la normativa comunitaria sobre el IVA.

Ahora, más de 35 años después, el PSOE y Sumar parecen estar dispuestos a retomar una medida similar. Según fuentes cercanas al gobierno, la propuesta está en estudio, y aunque aún no hay detalles definitivos, algunos analistas ya apuntan que la nueva versión del impuesto podría estar dirigida a aquellos vehículos cuyo precio supere los 60.000 euros. Este umbral, que coincide con el de las versiones más equipadas de marcas conocidas, es considerado un umbral simbólico para definir qué es un coche de lujo y cuál no.

Alamy Stock Photo

Coches de la marca BMW expuestos en la Feria de Gijón del año 2018

El hecho de que la propuesta esté centrada en coches que superen los 60.000 euros de precio de venta podría tener implicaciones en una variedad de modelos, tanto de marcas de lujo como de marcas más generalistas que ofrecen versiones de alta gama. Según los datos que compartieron 'El Pulpo' y 'Motorman', el pasado año se fabricaron y matricularon en España alrededor de 20.000 unidades de vehículos que superan ese umbral. Modelos como el BMW Serie 5, el BMW X6, el Lexus NX, el Mercedes GLC, el Audi A5 y otros vehículos de alta gama o versiones de lujo de marcas generalistas estarían bajo la lupa si la medida llega a concretarse.

Los coches afectados

Lo que hace aún más interesante este debate es que, además de los vehículos de marcas premium, también existe una categoría creciente de coches de marcas generalistas que, debido a sus equipamientos, versiones deportivas o de alta cilindrada, pueden superar los 60.000 euros. Esto incluye a modelos de marcas como Volkswagen, Toyota o Ford, que tradicionalmente no se consideran "de lujo", pero cuyas versiones más avanzadas pueden alcanzar ese precio.

El retorno de un impuesto sobre coches de lujo, si se llegara a aplicar, podría tener un impacto significativo tanto en los consumidores como en la industria. Aunque el gobierno no ha confirmado los detalles de la medida, la posible aplicación de un tributo de estas características genera un gran debate sobre las consecuencias para el mercado. En primer lugar, el aumento de los impuestos sobre vehículos de lujo podría disuadir a algunos compradores, especialmente a aquellos interesados en coches con un alto equipamiento y precios elevados, lo que afectaría a las marcas premium y a los concesionarios que venden estos modelos.

      
             
      

Sin embargo, también existe el riesgo de que el impuesto pueda ser percibido como una forma de castigo a los sectores más pudientes de la población, en un momento en el que la economía española sigue enfrentando retos importantes. Este tipo de políticas, históricamente, han generado división en la sociedad, ya que mientras algunos consideran que los impuestos a los bienes de lujo son una forma legítima de redistribuir la riqueza, otros los ven como un freno al desarrollo económico y al consumo.

Alamy Stock Photo

Ferrari aparcado en el lujoso puerto de Puerto Banús, Marbella, Costa del Sol, España

El regreso a un impuesto de lujo a la automoción es, para muchos, una señal del giro progresista que intenta impulsar el gobierno de Pedro Sánchez. A pesar de que esta medida podría ser vista como una forma de gravar a las clases altas, también responde a la necesidad de financiar políticas sociales y combatir las desigualdades. Sin embargo, este tipo de decisiones, que apuntan a los sectores más adinerados, también podría alimentar las críticas de la oposición, que probablemente lo vería como un intento de distraer la atención de otros problemas económicos más urgentes.

el impuesto de Franco

Además, el regreso de un impuesto sobre los automóviles de lujo podría ser una forma de seguir el ejemplo de otros países europeos, donde impuestos similares ya están en vigor. De hecho, algunos analistas sugieren que la medida está pensada no solo como una fuente de ingresos, sino como una herramienta para regular el mercado automovilístico, promoviendo vehículos más sostenibles y menos contaminantes, dado que muchos de los coches más caros en el mercado actual son de alta cilindrada y con mayores emisiones de CO2.

      
             
      

Aunque la propuesta parece estar tomando forma, aún no está claro si el gobierno de Pedro Sánchez llevará a cabo este regreso del impuesto de lujo a la automoción. Según los periodistas que han seguido de cerca el tema, existe una gran incertidumbre sobre cuándo se aplicaría la medida, si es que finalmente se aprueba. Algunos rumores apuntan a que el impuesto podría ser introducido en los próximos presupuestos, pero no se sabe si se logrará el consenso político necesario para su implementación.