La desconocida guerra que enfrentó a Rusia y España en una isla del Mediterráneo: "La historia se parece a Ucrania"

En aquellos momentos, el 1800, Rusia estaba en plena campaña de expansión, sobre todo hacia Oriente, las tierras de Siberia, de Asia Central, pero también hacia Occidente

José Manuel Nieto

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En los albores del siglo XIX, cuando las tensiones entre las grandes potencias europeas eran una constante, un conflicto olvidado estalló en el corazón del Mediterráneo. Esta guerra, que enfrentó a España y Rusia, es casi desconocida hoy en día, pero, como destaca el historiador José Luis Corral, presenta sorprendentes paralelismos con el escenario actual en Ucrania. En aquellos momentos, el imperio ruso no solo estaba expandiéndose hacia el Este, sino que también buscaba una salida al Mediterráneo, un punto crucial en su estrategia geopolítica. La lucha por el control de la isla de Malta fue el detonante de este enfrentamiento, un episodio que dejó una marca importante en la historia de las relaciones internacionales.

Rusia y su expansión

A finales del siglo XVIII, Rusia, bajo el liderazgo de Pablo I, se encontraba en plena campaña de expansión. En sus planes figuraba no solo la conquista de las tierras de Siberia y Asia Central, sino también la adquisición de territorios clave en Europa. Malta, una pequeña isla estratégica en el centro del Mediterráneo, era un objetivo codiciado por varias potencias. España, Inglaterra, Francia y Rusia competían por el control de este punto geográfico esencial para el comercio y la navegación.

Pablo I quería apoderarse de la isla de Malta, lo que generó un conflicto con España, que tenía grandes intereses en el Mediterráneo"

José Luis Corral

Historiador de Poniendo las Calles

La relación entre Rusia y la isla de Malta se remonta a 1798, cuando el zar Pablo I fue nombrado protector de la Orden de Malta, una organización militar con una historia que se remonta a las cruzadas. A pesar de que España había sido históricamente protectora de la orden, el ascenso de Pablo I a este título desató una serie de tensiones. "Pablo I quería apoderarse de la isla de Malta, lo que generó un conflicto con España, que tenía grandes intereses en el Mediterráneo", explica José Luis Corral en su intervención en el programa Poniendo las Calles.

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Retrato del emperador ruso Pablo I (principios del siglo XIX)

El conflicto no solo se centraba en Malta, sino que también se inscribía en un contexto más amplio de rivalidades entre potencias europeas, donde alianzas cambiaban constantemente. En este escenario, España no podía permitir que Rusia adquiriera el control de la isla, lo que llevó a la declaración de guerra por parte de ambos países en 1799.

La guerra olvidada

A pesar de la gravedad de la declaración de guerra, la contienda entre España y Rusia fue peculiar. "No hubo ninguna batalla", señala Corral. La guerra, que duró solo dos años, no estuvo marcada por enfrentamientos directos, sino por una serie de maniobras diplomáticas y cambios de alianzas. La lucha por Malta, lejos de resolverse con un combate militar, resultó en una derrota diplomática para Rusia, que terminó retirándose. Sin embargo, como señala el historiador, "España ganó esa guerra, pero muy poco después comenzó la Guerra de Independencia, una guerra mucho más cruenta y definitiva".

Malta, finalmente, fue tomada por Inglaterra, que la convirtió en una colonia británica, y mantuvo su control sobre la isla hasta 1964, mucho después de que terminara la era napoleónica. Hoy, Malta es un país independiente y miembro de la Unión Europea, pero su historia como campo de batalla de potencias extranjeras es un recordatorio de la constante lucha por el dominio estratégico en el Mediterráneo.

Paralelismos con el presente

Lo que resulta más fascinante de este conflicto olvidado es cómo refleja ciertos patrones geopolíticos que aún son relevantes hoy en día. Como señala Corral, "Rusia, en ese momento, buscaba una base en el Mediterráneo para su política de expansión hacia el sur, una ruta controlada por Turquía". En este sentido, el zar Pablo I aspiraba a una influencia directa sobre la región, algo que recuerda los esfuerzos actuales de Rusia para aumentar su presencia en el Mediterráneo, particularmente en Siria.

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Retrato de Pablo I de Rusia como Gran Maestre de la Orden de Malta. 1801

El historiador señala que, aunque "no se repite la historia", las situaciones pueden ser similares. En el contexto actual, Rusia no solo busca expansión territorial, sino también un mayor control económico y estratégico sobre diferentes regiones. En este sentido, las tensiones en el Mediterráneo y la competencia por bases militares no son tan diferentes de las que existían hace más de dos siglos. "Quién sabe si algún día Rusia tendrá apetencias sobre islas del Mediterráneo para establecer bases", reflexiona Corral.

Este conflicto entre España y Rusia en Malta es un ejemplo de cómo las grandes potencias han luchado históricamente por el control de puntos estratégicos. Aunque en su momento no se libraron batallas, sus repercusiones se sintieron durante décadas, tal como sigue ocurriendo en la política internacional contemporánea.

Este episodio de la historia, aunque olvidado por muchos, ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo las tensiones geopolíticas han sido una constante a lo largo del tiempo. Los intereses de las grandes potencias, sus alianzas cambiantes y sus ambiciones expansionistas siguen siendo factores clave que definen el curso de la historia mundial. Así, el pasado, como siempre, nos ayuda a comprender mejor el presente.