El descubrimiento en el mar de Japón que deja en "agua de borrajas" al pez diablo de Tenerife: "No deberían existir"

Se ha descubierto que a miles de metros de profundidad hay misteriosas formas de vida que no dejan de sorprendernos

Foto del animal realizado por el fotógrafo de fauna marina David Jara durante una expedición de investigación de tiburones en mar abierto con la ONG Condrik Tenerife en la Isla de Tenerife
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Poniendo las Calles

El divulgador científico Jorge Alcalde presenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' la investigación en las profundidaes de una fosa marina en el Pacífico

José Manuel Nieto

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En el mundo de los misterios marinos, el mar de Japón ha dado un nuevo giro a la comprensión de la vida en las profundidades. Lo que en su momento parecía un descubrimiento asombroso, como el pez diablo de Tenerife, se ha visto eclipsado por un hallazgo mucho más extraordinario. Según la reciente investigación divulgada por Jorge Alcalde en el programa Poniendo las Calles, a más de 7.000 metros de profundidad en la fosa de Japón, se han encontrado formas de vida que desafían las leyes de la biología tal como las conocemos.

Hace unas semanas, todos los ojos estaban puestos en un pequeño pez descubierto en las aguas de Tenerife. Su aspecto demoníaco y sus gigantescos dientes lo hicieron pasar por un monstruo de las profundidades, a pesar de su diminuto tamaño. Esta criatura, conocida como el pez diablo, se convirtió en una figura emblemática del misterio que albergan los océanos, y aunque su imagen parezca de otro mundo, no era tan aterradora como muchos pensaron. Aún así, su aparición fue un recordatorio de las extrañas criaturas que habitan en las profundidades marinas y un primer paso para comprender la fauna más inhóspita del planeta.

Sin embargo, este descubrimiento ha quedado rápidamente opacado por un hallazgo mucho más impresionante: la vida en el lecho marino a profundidades extremas, en una zona tan inhóspita que muchos científicos pensaban que nada podría sobrevivir allí.

El vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso, y el consejero de Cultura, José Carlos Acha, observan el ejemplar de 'pez diablo' expuesto en una sala del MUNA

TONY CUADRADO

El vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso, y el consejero de Cultura, José Carlos Acha, observan el ejemplar de 'pez diablo' expuesto en una sala del MUNA

La fosa de Japón, ubicada en el Pacífico, ha sido objeto de estudios sobre la fauna abisal. En una reciente expedición, los investigadores han descubierto organismos que, a pesar de las condiciones extremas, no solo sobreviven, sino que prosperan. "A más de 7.000 metros de profundidad, en la fosa de Japón, hay especies que no deberían existir", señala Jorge Alcalde, divulgador científico. Las condiciones en estas profundidades son tan hostiles que la falta de luz solar, las altísimas presiones y la escasez de nutrientes hacen pensar que la vida sería prácticamente imposible. Sin embargo, estos organismos han desarrollado estrategias de supervivencia que permiten su existencia en un entorno donde la vida parecía inimaginable.

Un desafío a la ciencia

La vida en esas profundidades no se basa en la fotosíntesis, como en la superficie de la Tierra. En lugar de utilizar la luz solar, estos organismos aprovechan los nutrientes que caen desde la superficie del mar, junto con el calor y el oxígeno provenientes del lecho marino. Es un ecosistema completamente diferente, donde la bioturbación (el proceso por el cual los organismos modifican su entorno para facilitar la entrada de oxígeno y nutrientes) juega un papel esencial en la supervivencia de estas especies.

Imaginemos las condiciones extremas de este ecosistema. La presión en esas profundidades es 100 a 300 veces mayor que la que experimentamos en la superficie, lo que hace que los organismos necesiten adaptaciones especiales. Algunos, como los peces abisales, tienen una piel extremadamente blanda, casi como una bolsa llena de líquido, que les permite compensar la presión del agua. Si estos animales subieran a la superficie, colapsarían instantáneamente, como si fueran desinflados. Además, la escasez de nutrientes obliga a estas especies a comer lo más rápido posible, ya que no se sabe cuándo volverán a encontrar comida.

¿Cómo logran sobrevivir? La respuesta está en una especie de "magia natural", como la llama Carlos Moreno 'El Pulpo'. Las estrategias de supervivencia de estos organismos son tan complejas que parecen casi sobrenaturales. La bioturbación, por ejemplo, es un proceso clave en el cual ciertos microorganismos crean pequeños agujeros en el lecho marino para permitir la entrada de oxígeno, lo que les ayuda a mantenerse vivos en este entorno tan desfavorable.

Pez diablo negro

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Pez diablo negro

El descubrimiento de estos seres marinos no solo es relevante desde el punto de vista biológico, sino también para la ciencia médica y el avance de la humanidad. Según Jorge Alcalde, las investigaciones sobre estas formas de vida podrían llevar al descubrimiento de sustancias que podrían tener aplicaciones en medicina. Al igual que en el pasado se han descubierto medicamentos de plantas y organismos marinos superficiales, ahora se abre la posibilidad de que estos microorganismos profundos puedan ser fuente de sustancias curativas para enfermedades actualmente incurables.

¿Medicinas en el fondo del mar?

En palabras de Alcalde, "no sabemos qué animales, qué plantas o qué microorganismos pueden ayudarnos a curar enfermedades que hoy son incurables". Estas investigaciones no solo pueden cambiar nuestra comprensión de la biología, sino también abrir nuevas puertas a tratamientos innovadores. Además, el estudio de la vida en el fondo del mar podría aportar respuestas sobre cómo surgió la vida en la Tierra y, tal vez, cómo encontrar vida en otros planetas.

Una de las preguntas más fascinantes que surgen de estos estudios es si descubriremos formas de vida similares en otros mundos. Según Alcalde, el descubrimiento de vida en lugares como las calderas hidrotermales, que emiten grandes cantidades de calor y azufre, podría ser más similar a las condiciones en planetas como Marte o incluso fuera del sistema solar. En la búsqueda de vida extraterrestre, la clave podría estar en estudiar cómo estos organismos sobreviven en condiciones extremas, mucho más parecidas a las de otros planetas que a las de la Tierra.

Herrera en COPE

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