Un historiador descubre al ejército español que defendía más de 7.000 kilómetros de frontera: "En Estados Unidos"

La historia de la presencia española en América del Norte sigue siendo una de las grandes olvidadas en los relatos tradicionales. A pesar de la importancia estratégica y geopolítica de los territorios españoles en lo que hoy son los Estados Unidos, muchos de los detalles de esa historia siguen sin trascender. El catedrático en Historia Medieval, José Luis Corral, ha puesto en el centro del debate a un cuerpo militar fundamental en la defensa de las fronteras del Imperio español: los Dragones de Cuera. Este ejército, formado por soldados españoles y nativos de América, fue responsable de patrullar y defender una línea fronteriza de más de 7.000 kilómetros, un territorio vastísimo que iba desde Florida hasta las actuales tierras de California.

En Poniendo las Calles, el historiador explicó con detalle cómo se formó este cuerpo de élite y qué papel desempeñó en la historia de España y América. La revelación de la existencia de los Dragones de Cuera ha sido una sorpresa para muchos, ya que rara vez se menciona en los textos escolares y en las narrativas populares, pero su labor en la defensa del imperio español fue crucial.

Los Dragones de Cuera eran un cuerpo de soldados especializados en la defensa de la frontera del Imperio español en América del Norte, particularmente en los territorios que actualmente forman parte de los Estados Unidos. Su nombre proviene de la vestimenta que llevaban: cuera, un tipo de túnica de cuero grueso que servía como protección contra las flechas de las tribus indígenas y las armas de los enemigos. Este cuerpo de soldados, originario del siglo XVI, desempeñó un papel crucial en el control de la frontera, que abarcaba desde el río Mississippi hasta Alaska, cubriendo vastos territorios en lo que hoy son los estados de Texas, California, Arizona y hasta la costa oeste.

José Luis Corral explica que, a pesar de la magnitud de su misión, el número de soldados era extremadamente reducido. Con un total que rondaba los 2.000 hombres durante su apogeo en el siglo XVIII, los Dragones de Cuera debían patrullar más de 7.000 kilómetros de frontera. Cada soldado era responsable de controlar entre 5 y 6 kilómetros de territorio, una tarea titánica para tan pocos hombres, sobre todo en un escenario tan vasto y de difícil acceso.

La importancia estratégica de los Dragones de Cuera

El territorio controlado por España en el siglo XVIII se extendía mucho más allá de las actuales fronteras de los Estados Unidos. En esa época, España no solo controlaba las 13 colonias británicas que daban lugar a lo que hoy es Estados Unidos, sino también extensos territorios en el interior del continente, que se extendían hasta California y las regiones del norte de México. La presencia de los Dragones de Cuera en esa vasta extensión de terreno no era solo una cuestión de defensa contra otros imperios como el francés o el británico, sino también de proteger las misiones religiosas y los presidios españoles que se habían establecido en la región para convertir y pacificar a los pueblos indígenas.

Corral destaca que los Dragones de Cuera no solo luchaban contra las potencias extranjeras, como los franceses y los ingleses, sino también contra las incursiones de tribus nativas que, en ocasiones, atacaban las misiones y las ciudades españolas. Estos soldados, por lo tanto, no solo eran una fuerza militar, sino que también cumplían funciones de policía fronteriza, controlando las rutas comerciales y protegiendo los intereses de la Corona española.

Una de las características más sorprendentes de los Dragones de Cuera era la manera en que estaban equipados para desempeñar su misión en una de las fronteras más extensas y difíciles del mundo. Según las investigaciones históricas, estos soldados disponían de entre cuatro y seis caballos por soldado, además de un arsenal compuesto por espadas cortas, fusiles, pistolas y escudos pequeños. La cuera, la prenda que les daba nombre, era su protección principal contra las flechas y otros proyectiles que pudieran lanzarles las tribus indígenas.

Los soldados también eran expertos en el manejo de lanzas y caballería, lo que les permitía moverse rápidamente por las vastas llanuras. Cada soldado cubría entre 5 y 6 kilómetros de frontera, lo que requería un sistema de comunicaciones muy eficiente entre los distintos destacamentos.

Nativos y españoles en las filas

Curiosamente, más de la mitad de los Dragones de Cuera eran nativos de América, procedentes de los pueblos indígenas de la zona, quienes se alistaban en el ejército para ganar dinero o, en muchos casos, como una forma de supervivencia en un mundo marcado por los conflictos y la violencia. Un 40% de los soldados eran de origen español, provenientes de la península, que se unían al cuerpo militar por diversas razones, incluidas las oportunidades económicas y el deseo de aventura.

El reclutamiento era estricto: para ser parte de los Dragones de Cuera, un soldado debía ser mayor de 16 años, medir más de 1,50 metros y estar en buena salud física. Además, la religión católica era un requisito indispensable, lo que subraya el carácter religioso y militar de la misión de España en América.

Este cuerpo de élite cumplió su misión durante más de un siglo, pero la independencia de las colonias españolas en América, a principios del siglo XIX, marcó el fin de los Dragones de Cuera. En 1814, cuando la presencia española en América del Norte empezó a desmoronarse debido a los movimientos de independencia, el cuerpo fue disuelto. La retirada de España de sus territorios en la región dejó sin sentido su misión, y el último vestigio de este cuerpo se desintegró en ese mismo periodo.

El trabajo de los Dragones de Cuera ha permanecido en gran medida desconocido para muchos, a pesar de su importancia histórica en la defensa de una de las fronteras más extensas y difíciles de controlar del mundo. Hoy, gracias a los esfuerzos de historiadores como José Luis Corral, este fascinante capítulo de la historia española comienza a ser reconocido y valorado en su justa medida. Los Dragones de Cuera no solo fueron soldados de frontera, sino que representaron la última línea de defensa del Imperio español en su lucha por mantener el control de los vastos territorios que hoy conocemos como los Estados Unidos.