Provoca ludopatía a hombres y adicción a las compras a mujeres: en la próxima década se duplicará esta enfermedad

Actualmente, tiene una incidencia de unas 19 personas por cada 100.000 habitantes, un 10% de los casos se produce por causa genética y el otro 90% se desconoce

José Manuel Nieto

Publicado el

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La enfermedad de Parkinson, que actualmente afecta a unas 19 personas por cada 100.000 habitantes, es una de las patologías neurodegenerativas más comunes. Se estima que, en la próxima década, este número se duplicará, lo que podría afectar a un número cada vez mayor de personas. Aunque tradicionalmente se asocia con los síntomas motores clásicos como temblores y rigidez muscular, el Dr. Darío Fernández, médico de familia y psicólogo clínico, alerta de las consecuencias menos conocidas de la enfermedad, que incluyen alteraciones conductuales como la ludopatía y la adicción a las compras.

En Poniendo las Calles, Fernández explicó que el Parkinson no solo deteriora las funciones motoras, sino que también altera el control de impulsos. Según el experto, este trastorno del control de impulsos es más frecuente en los hombres, quienes pueden desarrollar ludopatía y conductas hipersexuales, mientras que las mujeres suelen experimentar una mayor predisposición a la adicción a las compras

Esta peculiar manifestación de la enfermedad pone de relieve la complejidad de los trastornos neurológicos y cómo sus efectos no solo se limitan a la movilidad, sino que pueden afectar profundamente la conducta y las relaciones sociales.

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Mujer apoyando a un viejo amigo enfermo, sentada en un parque del hospital, enfermedad de Parkinson

El Parkinson se caracteriza por la muerte de las células que producen dopamina en el cerebro, lo que interfiere con la coordinación y el control de los movimientos musculares. Aunque un 10% de los casos tienen una base genética, el 90% restante se desconoce, lo que complica la identificación de factores de riesgo precisos. Sin embargo, el Dr. Fernández señaló que ciertos factores ambientales, como la exposición a pesticidas, metales pesados, o incluso el consumo de café y tabaco, pueden estar relacionados con la enfermedad.

Esta enfermedad

Con una incidencia más alta en personas mayores de 65 años, el Parkinson afecta en mayor medida a los hombres que a las mujeres, con una proporción de 3 a 2. Y aunque la enfermedad avanza lentamente, con una media de 15 a 20 años de evolución, sus efectos son devastadores. Los síntomas van más allá de los temblores, e incluyen rigidez muscular, alteraciones en la marcha, trastornos del sueño y depresión, entre otros.

El diagnóstico de Parkinson suele ser un "shock" para el paciente, según Fernández, quien subrayó la importancia de que los afectados asuman un papel activo en su tratamiento. Además, el rol de los cuidadores es crucial. El experto aconsejó que estos no deben asumir la carga por completo, sino que deben buscar apoyo profesional para evitar su propio agotamiento.

      
             
      

Con la previsión de que el número de personas diagnosticadas con Parkinson se duplicará en los próximos años, Fernández alertó de las consecuencias no solo para los pacientes, sino también para sus familias y la sociedad en general.

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Vista parcial de un anciano con enfermedad de Parkinson y manos temblorosas tomando un vaso de agua de la mesa en casa

La enfermedad afecta de manera diferente a hombres y mujeres, y las alteraciones conductuales como la ludopatía en hombres y la adicción a las compras en mujeres destacan como complicaciones que pueden complicar aún más el día a día de los afectados.

En la próxima década

El Dr. Fernández concluyó que, aunque la medicina avanza en cuanto a tratamientos y terapias, la clave sigue siendo la prevención y un diagnóstico temprano. Con un mayor conocimiento de las múltiples facetas de la enfermedad, se podrá mejorar la calidad de vida de los pacientes y ayudarles a enfrentar los desafíos derivados de este trastorno neurodegenerativo.

      
             
      

Esta nueva mirada sobre el Parkinson abre una puerta para comprender mejor la enfermedad, no solo desde el punto de vista físico, sino también en su impacto psicológico y conductual, que será esencial para afrontar el aumento previsto de casos en las próximas décadas.