Un vigilante de una urbanización en un pueblo de Madrid revela cómo tuvo que ayudar a un vecino: "Se coló"

Jorge le cuenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' esta curiosa experiencia mientras trabajaba por la noche para atender a la llamada de alguien que vive allí

La garita de un vigilante de seguridad con las imágenes de las cámaras de seguridad en las pantallas

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Los vigilantes de seguridad ayudan a mantener la paz y que cada jornada se enfrentan a situaciones con comportamientos bastante desagradables por parte de personas que no se saben comportar. En este caso, Jorge, que trabaja en una urbanización en un pueblo de Madrid, revela en Poniendo las Calles cómo tuvo que ayudar a un vecino.

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Un vigilante de una urbanización en un pueblo de Madrid revela cómo tuvo que ayudar a un vecino

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En los últimos años, nuestra sociedad ha puesto la mirada sobre los barrios residenciales de urbanizaciones. Construidos en las periferias de las ciudades en diferentes momentos urbanísticos, sociales y económicos. Desde entonces hemos asistido a múltiples análisis sobre los PAU en los que trabajan muchos vigilantes de seguridad.

Ellos dicen que son los gajes del oficio, pero tenemos que ser sinceros, se reconoce muy poco la labor que hacen, en muchos casos, jugándose el pellejo. A diferencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la mayoría no portan armas, solo tienen para enfrentarse a los violentos su propia capacidad para defenderse, es decir, una porra y unos grilletes.

Junto a la puerta principal se ubica la garita de los guardias de seguridad, quienes tienen prohibido abrir si no es bajo autorización de los residentes. Mientras que para la mayoría la presencia constante de un guardia de seguridad infunde tranquilidad y seguridad, para otros cuya posición en la urbanización era subalterna o más inestable, se torna un asunto complejo.

Un vigilante de una urbanización

En infinidad de escenarios, el vigilante de seguridad debe analizar la situación a la que se enfrenta. En ocasiones, lo que dictan las normas y lo que dicta el sentido común siguen caminos paralelos o contrapuestos. Y es el factor humano el que marca la diferencia. Ahí es donde se diferencian los profesionales.

Una urbanización con varias casas

Durante todo el año, no paramos de escuchar como cerca de nuestro barrio o en nuestra ciudad, están habiendo casos de robos y de intentos de ocupar casas. Es importante que vivamos donde vivamos, contemos con la seguridad que necesitamos para no estar en peligro y poder irnos de viaje, a trabajar o a casa de un familiar sin miedo.

Como todo trabajo realizado de cara al público, la labor de un vigilante de seguridad tiene que reforzarse con unas adecuadas habilidades comunicativas. Un buen talante, capacidad de diálogo, serenidad en situaciones de tensión y estrés, asertividad y habilidad para interactuar son esenciales.

Preguntes a la empresa que preguntes, seguro que te dirá lo mismo, solicitar el servicio de vigilante de seguridad para las urbanizaciones es uno de los servicios más demandados en todas las ciudades del país. En una de esas trabaja Jorge y revela lo que le sucedió al atender una petición de un vecino.

Cómo tuvo que ayudar a un vecino

Es evidente que un vigilante de seguridad puede verse obligado a reaccionar en una situación de riesgo y debe hacerlo, si es necesario, con eficacia y rapidez. Pero un buen profesional también sabe gestionar peticiones de los vecinos de la urbanización que pueden parecer más sencillas de lo que en realidad son.

Una valla en un jardín

El vigilante debe contar con los mecanismos y las herramientas apropiadas para trabajar en equipo de manera coordinada y eficiente, algo que reclama Carlos Moreno 'El Pulpo' en la llamada de este oyente de Poniendo las Calles, así como disfruta de su experiencia.

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