El auge de las patrullas ciudadanas cazacarteristas en el metro, en ‘Crimen y castigo’

Acusados de racistas y de provocar peleas, en esta entrega damos voz a todos los implicados para conocer mejor quiénes son y cómo actúan estos grupos

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El auge de las patrullas cazacarteristas en el metro, en ‘Crimen y castigo’

David G. Triadó

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A Angy le quitaron el móvil en el metro sin que se diera cuenta. Un smartphone que costaba más de mil euros y del que todavía le quedaban numerosos plazos por pagar. Esta experiencia la impulsó a ponerse en contacto con Eliana Guerrero, probablemente la cazacarteristas más conocida del metro de Barcelona. Y fue así como Angy pasó a formar parte de uno de los grupos que recorren el suburbano barcelonés para prevenir la actividad de los ladrones. En esta entrega de 'Crimen y Castigo' analizamos el auge de las patrullas anticarteristas en el metro de Barcelona.

Las denuncias por hurtos en la capital catalana fueron 109.154 en 2018, lo que supone un crecimiento del 16,8% con respecto a 2017. La cifra, que no ha parado de crecer en los últimos años, significa, nada más y nada menos, que se denuncian 300 hurtos al día. Son datos del Ministerio del Interior y se trata de denuncias presentadas; es probable que el número real sea mayor.

Con el objetivo de combatir este fenómeno con una labor complementaria a la de las fuerzas de seguridad, se están formando patrullas ciudadanas. Es el caso de los Guerreros por Barcelona, grupo que se llama así en honor al apellido de la activista anticarteristas más conocida. Se mueven por las líneas y paradas de metro donde más hurtos se producen. Van ‘armados’ con un silbato y lo usan cuando ven a carteristas. Su propósito es evitar hurtos y lograr que los ladrones salgan del metro.

Eliana Guerrero: “Los carteristas me han mandado tres veces al hospital”

Eso les supone amenazas de todos tipo por parte de los carteristas que ven frustradas sus intenciones. En el caso de Guerrero, ha llegado a ser agredida físicamente:  “Me han mandado tres veces al hospital”. En una ocasión le rompieron varios dedos, lo cual le supuso un grave problema porque en esa época ella se dedicaba a la hostelería. En otro momento, también le provocaron una lesión en la rodilla, y, otra vez, en la espalda. Ganó los tres juicios pero las condenas impuestas a sus agresores fueron mínimas. Asimismo, a la veterana cazacarteristas le llegaron a ofrecer mil euros al mes a cambio de que dejara a un grupo de carteristas robar en paz.

Precisamente la peligrosidad que entraña enfrentarse cara a cara con los carteristas ha hecho que otros grupos opten por otras estrategias. Es el caso de Residents Organization Against Robbery, ROAR, que significa rugir en inglés, y que en su grupo de Facebook ya cuenta con más de nueve mil miembros.

Mery Peña, una de los miembros de ROAR, revela que muchos de los miembros del grupo son extranjeros afincados en Barcelona. El hecho de parecer turistas los hace más susceptibles de ser víctimas de carteristas. Su marido, británico de origen, ha sido víctima de los ladrones que actúan en la capital catalana.

El personal de seguridad ha bajado un 50 %

Pero la actividad de los Guerreros por Barcelona y de ROAR no es bien vista por parte del Sindicato Profesional de Seguridad. Su secretario de organización, Nacho Arroyo, asegura que estos grupos acaban provocando problemas, como peleas, y que en ocasiones se extralimitan en sus acciones. Los profesionales encargados de la seguridad en el suburbano de la capital catalana tienen muy claro que los responsables del incremento en la inseguridad en el metro son Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), la empresa que lo gestiona, y el Ayuntamiento de la ciudad. Afirman que la presencia de personal de seguridad ha descendido hasta un 50 %.

TMB no ha querido valorar la existencia de estas patrullas ciudadanas y nos han remitido a los Mossos d'Esquadra. Desde TMB, se han limitado a asegurar que “su actuación en este asunto es de total colaboración con la seguridad pública, además de centrar los recursos disponibles en la prevención a través de mensajes por los canales de comunicación propios, y la disuasión, a través de los sistemas y equipos de vigilancia”.

Por lo que refiere a los Mossos d'Esquadra, fuentes policiales han contado a 'Crimen y castigo' que valoran positivamente la colaboración ciudadana en la lucha contra la delincuencia, siempre y cuando, no se ponga a nadie en riesgo.

Las patrullas ciudadanas, acusadas de racistas

Asimismo, también se ha acusado a los grupos de anticarteristas de ser racistas, por mencionar en ocasiones los rasgos étnicos de los amigos de lo ajeno. Tanto Guerrero como Peña lo niegan de forma tajante. Revelan que ambas son inmigrantes y que, además, muchos de los que integran sus respectivos grupos proceden de otros países.

En 2015 se modificó el Código Penal para hacer que los carteristas multireincidentes entraran en prisión entre uno y tres años cuando hubiesen sido condenados anteriormente por al menos tres delitos equivalentes en los últimos seis meses. Sin embargo, en 2017, el Tribunal Supremo optó por hacer una lectura restrictiva de la norma. Interpretó que no era aplicable cuando los antecedentes fueran por delitos leves, como los hurtos de menos de 400 euros, los más habituales en los carteristas. El tribunal consideró que de este modo se evitaban "penas desproporcionadas".

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