¿Por qué los carteristas multirreincidentes no entran en prisión?

Una de las principales reivindicaciones de las patrullas ciudadanas anticarteristas como los Guerreros por Barcelona o los ROAR es el endurecimiento del Código Penal como solución para combatir el crecimiento del número de hurtos en ciudades como Barcelona, tal y como recogemos en Crimen y castigo.

La ley española castiga los hurtos por un valor superior a los 400 euros con una pena de prisión que oscila entre los seis y los dieciocho meses. Cuando el coste del bien sustraído es inferior a ese importe y no concurren otras circunstancias agravantes -las recogidas en el artículo 235 del C.P.-, no se impone una privación de libertad sino una multa de uno a tres meses.

Esta norma comporta que a los carteristas, que suelen hurtar bienes de un precio menor de 400 euros, no se les castigue con una pena de prisión a pesar de acumular una gran cantidad de infracciones de este tipo. 

Para acabar con esta situación y tratar de evitar la existencia de personas que se ganen la vida hurtando prácticamente con impunidad, el legislador modificó el Código Penal en 2015, estableciendo una pena de cárcel de entre uno y tres años para aquellos individuos que hubiesen sido condenados anteriormente por al menos tres delitos de la misma tipología en los últimos seis meses. 

Sin embargo, en 2017, el Tribunal Supremo optó por aplicar una interpretación restrictiva de esta norma. Estableció que este agravante por reincidencia no era aplicable cuando los antecedentes fueran por delitos leves, como los hurtos de menos de 400 euros. Según el tribunal, de este modo se evitan "penas desproporcionadas". 

Por esta razón, a día de hoy, un sujeto que lleve a cabo múltiples hurtos de valor inferior a esa cantidad, y donde no concurra ninguno de los agravantes recogidos en el Código Penal, no será castigado con una pena de cárcel.