El UD Alzira no olvida a Nacho, el joven de 14 años que falleció por muerte súbita

Nacho falleció a los 14 años durante por muerte súbita

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El club sigue llorando la muerte de su futbolista: “El shock fue inmenso. Necesitamos mucho apoyo psicológico”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Nacho Barberà era una de las promesas del fútbol valenciano. Militaba en el UD Alzira, en la categoría Infantil A de la liga autonómica. Su progresión profesional y personal se vio truncada en febrero de 2018 con tan solo 14 años, cuando disputaba un partido en la localidad de Ontiyent. Sufrió un paro cardíaco.

Los servicios sanitarios recibieron el aviso. Hasta el campo de fútbol se desplazó una ambulancia del SAMU, que intentó reanimarlo durante veinte minutos y lo trasladó rápidamente al hospital general de Ontinyent, donde no se pudo hacer nada por salvarle la vida. Más de un año después, el director deportivo del Alzira, Pau Quesada, que conocía bien a Nacho, afirma que en el club el dolor sigue presente: “Era un jugador que desde Alevín estaba con nosotros. Estaba muy integrado en el club. Su padre es directivo, su madre secretaria, y su hermano juega también aquí. Nacho se pasaba los fines de semana en el campo. Era su segunda casa, y se nota su ausencia porque era un chaval encantador.”

El pueblo se volcó con lo ocurrido. Tuvo un gran impacto a nivel local, autonómico e incluso nacional. Fue muy traumático: “Fui de los primeros en acudir al hospital, y sus compañeros y el cuerpo técnico estaban rotos de dolor. Tuvimos que hacer un trabajo psicológico muy grande en las semanas posteriores. La Federación se volcó con una psicóloga individualizada para todas las categorías del Alzira, ya que tuvo relación con otros compañeros mayores y más pequeños. Fueron necesarias muchas sesiones con el grupo. Fueron unos meses muy complicados.”

Cada partido y cada gol se lo dedicaban a Nacho. Recientemente, el equipo en el que militaba ha salvado la categoría. Un éxito que han dedicado al número siete, a su capitán: “Seguimos llevando ese dolor y cada vez que podemos le homenajeamos.”

El caso de Nacho generó cierta psicosis entre los jugadores y los padres: “Nacho se desplomó sin que hubiera ningún choque, por lo que cada vez que hay una entrada fuerte, un choque, y vemos que por el impacto el jugador no se mueve, nos viene ese recuerdo y se nos pone un mal cuerpo pese a que solo sea un golpe.”

En el momento del desfallecimiento, los padres de Nacho se encontraban en el campo: “Enseguida nos desplazamos junto a ellos. Fue algo muy traumático. El hermano ha recibido el apoyo del pueblo, de entidades deportivas como el Atlético de Madrid y por supuesto de nosotros. Recuerdo que Griezmann posó con la camiseta de Nacho. El apoyo ha sido el motor para que salgan adelante. Los padres han creado incluso una fundación con el nombre de su hijo para organizar anualmente un torneo donde el dinero recaudado se destina a contribuir en la lucha contra la muerte súbita.”

Tras lo ocurrido, y pese a que en aquella tragedia no fallaron los protocolos de actuación, en el club se han puesto las pilas, y han dado cursos sobre cómo usar los desfibriladores para saber cómo reaccionar: “De hecho, un mes después de lo ocurrido, un chico se desplomó y actuamos de manera rápida. Fue un susto, pero cuando ocurren estas tragedias es cuando tomas consciencia. Tenemos que dar más cursos de este tipo porque puede volver a ocurrir en cualquier momento y en cualquier deporte.”

Nacho estaba bien de salud. Había pasado los reconocimientos médicos pertinentes. No obstante, Pau se muestra crítico con las pruebas médicas que se realizan desde los clubes, al calificarlos de insuficientes: “No vale con un electrocardiograma. Tienen que ser más completas. Son niños que juegan entre 40 y 45 partidos a lo largo del año, con temperaturas a veces extremas. Por eso una revisión médica de diez minutos no basta, tienen que ser más exhaustivas, y no solo una al año.”

Pau fue entrenador de Nacho en su etapa de Infantil. Para el actual director deportivo, era una piedra angular en el Alzira pese a sus 14 años: “Era capitán del equipo por ser un ejemplo dentro y fuera del campo. Se dejaba la vida en cada balón y en cada entrenamiento. Era muy buen chico. Siempre que había algún conflicto con algún compañero nunca le reprochaba nada, al revés, le animaba siempre. Era un pilar clave. Su carácter e ilusión contagiaba a los demás.”

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