Quinta meditación. Viernes Santo

“Tengo sed”. Jesús, cuando tomó vinagre dijo: “Está cumplido”. “E inclinando la cabeza, entregó el espíritu”. El relato de la pasión nos llena de emoción, de lágrimas, de esperanza. Somos escuchantes de la Palabra y acompañantes de Cristo en su camino hacia el Calvario. Lo vemos injuriado, escupido, triturado, traspasado, y todo por amar de un modo definitivo y auténtico. Sin mentiras. El acto sincero que nos lleva a reconocerle como el Hijo de Dios, el predilecto. Junto a su madre María y al discípulo Juan contemplamos al Crucificado sin perder la esperanza. Jesús experimenta el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí, por ti, por todos nosotros, lo ha hecho para decirnos: “No temas, no estás solo. Experimenté toda tu desolación para estar siempre a tu lado”.

Madrid -

Más de Meditaciones de Semana Santa

Quinta meditación: Viernes santo

<p>Es<strong> </strong>Viernes Santo. Despu&eacute;s del p&oacute;rtico de entrada que constituye la celebraci&oacute;n de Jueves Santo, de la Cena del Se&ntilde;or, empieza propiamente la celebraci&oacute;n de la Pascua. Pascua significa &quot;paso&quot;, el tr&aacute;nsito de Jes&uacute;s a trav&eacute;s de la muerte a la nueva y definitiva Vida. Y este viernes Santo es el primer acto de este paso: la Pascua de la crucifixi&oacute;n.</p><p><br></p>

Séptima meditación: Domingo de resurrección

<p>En este Domingo de Resurrecci&oacute;n una gran alegr&iacute;a llena toda la tierra y se extender&aacute; en acci&oacute;n de gracias durante 50 d&iacute;as en la espera de la celebraci&oacute;n de la plenitud del Don del Esp&iacute;ritu Santo en Pentecost&eacute;s. Creer en la resurrecci&oacute;n de Jesucristo es el signo definitivo de los cristianos. Sin su resurrecci&oacute;n nada de lo que haga o diga la Iglesia tiene sentido. Todo nace de aqu&iacute;, de su victoria definitiva sobre la muerte. T&uacute; participas de esa victoria y caminas as&iacute; en la historia, en tus circunstancias concretas, lleno de alegr&iacute;a y esperanza.</p><p><br></p>

Sexta meditación: Sábado santo

<p>En el Misal Romano, el S&aacute;bado Santo, dentro del Triduo Pascual, queda reducido a un breve aviso. As&iacute;, durante el S&aacute;bado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Se&ntilde;or, meditando su pasi&oacute;n y su muerte, y se abstiene del sacrificio de la Misa. El Templo queda desvestido, como vac&iacute;o y desnudo a la espera de la noche, cuando, despu&eacute;s de la solemne Vigilia Pascual, se inaugure el tiempo de Pascua.</p><p><br></p>

Cuarta meditación: Jueves santo

<p>Este Jueves Santo, nos introducimos en el p&oacute;rtico de entrada del Santo Triduo, los tres d&iacute;as en los que celebraremos la Pascua del Se&ntilde;or. En la misa del Jueves Santo recordamos la cena que precedi&oacute; la salida del pueblo de Israel de Egipto y que el Se&ntilde;or celebr&oacute; con sus disc&iacute;pulos el d&iacute;a antes de padecer. En esta cena, lav&oacute; los pies a sus ap&oacute;stoles, como signo sacramental de que no ha venido a ser servido, sino a servir; y nos dio su mayor regalo, la Eucarist&iacute;a, por la que &eacute;l sigue presente entre nosotros en una &uacute;nica ofrenda de acci&oacute;n de gracias que atraviesa los siglos. Es como un hilo que va tejiendo las diferentes generaciones de hombre y mujeres de todos los tiempos, de todas las razas y naciones, para conducirnos a la comuni&oacute;n con el Padre. Nada m&aacute;s opuesto a las guerras provocadas por la divisi&oacute;n entre los hombres y que, como no deja de recordar el Papa Francisco, son siempre una desgracia.</p><p><br></p><p><br></p>

Tercera meditación: Miércoles santo

<p>Este mi&eacute;rcoles santo contemplamos el tercer anuncio de Jes&uacute;s acerca de su pasi&oacute;n, muerte y resurrecci&oacute;n. No vivas, por tanto, estos d&iacute;as con un sentido puramente individual, sino siendo consciente de que est&aacute;s unido en la Iglesia a una muchedumbre inmensa y que, por ti, quiere el Se&ntilde;or que la entrega de su vida pueda llegar a todos, empezando por aquellos con los que compartes la vida cotidianamente.</p><p><br></p><p><br></p>

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