¿Cuáles son los sentidos del ayuno en el Cristianismo?
El periodista y sacerdote Josetxo Vera explica en 'Siempre Aprendiendo' el sentido del ayuno
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Estamos en un tiempo de ayuno de trabajo, de relaciones, de salir a la calle, de estar contentos. Un tiempo de ayuno estricto provocado por el coronavirus, que nos mete en un confinamiento que tiene mucho que ver con esto. En el podcast 'Siempre aprendiendo' del periodista y sacerdote Josetxo Vera, se hace referencia precisamente ayuno que busca la conversión, junto a la oración y la limosna.
El ayuno nos invita a hacernos dueños de nosotros mismos para poder entregarnos. En sentido estricto, consiste en dejar de comer y beber, en someter cualquier deseo de nuestro cuerpo con un sentido espiritual, desprendernos de una actitud excesivamente consumista que se ha apoderado de nosotros en estos tiempos, lo que estrecha y limita nuestra libertad.
Los tres sentidos del ayuno
1) Dominar nuestras inclinaciones: tenemos obligación de ser dueños de nosotros mismos para ofrecernos al Señor. La experiencia de no ser dueño de nosotros mismos es muy común. Si hacemos lista de los pecados que hemos confesado las últimas veces que hemos ido al confesionario, suelen ser los mismos, porque es una lucha diaria. Por tanto, ser dueños es una actividad de dominio, que pasa por la penitencia y el ayuno.
A San Pablo le ocurría algo parecido: "No entiendo mi comportamiento, pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco. Pero no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí. Yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está a mi alcance es hacer el mal. Percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón. Y me hace prisionero de la ley del pecado. ¡Quién me librará de este cuerpo de muerte!"
Con esta frase nos podemos ver todos reflejados. Para ser un poco más agradables, trabajadores, virtuosos tenemos que emprender una lucha fuerte contra nosotros mismos.
2) Reparar nuestros pecados: al arrepentimiento le sigue la penitencia para reparar el daño causado en nuestra vida a Dios, a los demás. Es una forma de reparar. En nuestra existencia hemos sido testigo de cosas buenas que hemos hecho, pero también de lo malo. Pedir perdón y asumir la culpa es el sentido del arrepentimiento.
3) Mover el corazón de Dios hacia las peticiones que realizamos: tratas de llamar su atención para que sea eficaz nuestra oración.
¿De qué se componen los ayunos?
La Iglesia estableció dos formas de ayuno: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo y por otro lado la abstinencia de comer carne durante todos los viernes del año. Esta práctica de no comer carne se limitó a los viernes de Cuaresma, ya que el resto del año se pueden sustituir por otra práctica penitencial. Me da impresión que no se está haciendo, porque lo que no se concreta, se acaba por dejar de hacer.
El ayuno digno de llamarse así es cuando llega el final del día y tienes mucha hambre. A partir de este mínimo, la gente se pone sus propias penitencias que conviene consultar a alguien que dirija tu vida espiritual. Algunos han hecho penitencias que le han dañado su salud, y no es algo que pide Dios.
Los criterios a la hora de elegir las penitencias
Penitencias que no fastidien a otros.
Penitencias que busque hacer más agradable el tiempo a los demás, como acompañar enfermos, no quejarte en situaciones incómodas, etc.
Penitencias que vayan contra lo que sabes que son tus vicios, como comer mucho, la avaricia, la pereza, no madrugar...
Acompañar a los demás, estar con la gente, por el bien de nuestro espíritu.