Los puentes entre la ciencia y fe, ¿pueden encajar?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera ahonda en 'Siempre aprendiendo' sobre la relación entre la ciencia y la fe

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Los puentes entre la ciencia y fe, ¿pueden encajar?

Josetxo Vera

Publicado el - Actualizado

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Viendo la Lectura de la Misa que habla de la Creación he pensado que podría ser un buen tema, como encajamos la fe y la ciencia para que se entienda.

Aquí tenemos unas cuantas afirmaciones que narran el comienzo de las cosas. Todas las civilizaciones han tenido sus convicciones sobre el origen de la humanidad, todas las tradiciones culturales han puesto un texto en los orígenes explicando quien creó las cosas. La ciencia también se ha dedicado a buscar el origen del mundo, el origen de la vida. En el fondo es buscar como encajan esas tradiciones culturales con las tradiciones científicas.

Nosotros para la vida cristiana tenemos algunas fuentes como puede ser el libro del Génesis que narra el comienzo del mundo y de la vida humana. Tenemos también el Catecismo de la Iglesia que hace una explicación del Génesis y luego están también los conocimientos de la ciencia, que es verdad que van cambiando, pero hay algunas cuestiones que ya están consolidadas. Sabemos que hay un momento en el que se pasó de lo que no había a lo que hay.

Antes de todo, el Génesis dijo que estaba Dios y puso en orden el caos general. Hay gente que se empeña en hacer que encaje lo que dice la ciencia, la fe, la Biblia y en ese esfuerzo a veces se cometen muchos errores. Una primera idea, esencial, es que este esfuerzo de hacer casar la vida científica con lo que dice la Biblia es innecesario. Cada una de ellas habla desde prismas distintos y, aunque ha habido a lo largo de la historia quien ha intentado que todo encaje, hoy en día vemos, con tranquilidad, que es un esfuerzo inútil.

El Génesis hace una narración religiosa de los orígenes mientras que la ciencia hace una afirmación científica sobre los orígenes. El hecho de que no casen no quiere decir que una de las dos sea falsa, sino que tienen ámbitos distintos de conocimiento, de explicación y públicos distintos a los que se dirige. Cada uno tiene sus saberes y sus límites. El conocimiento científico, por ejemplo, no puede decir nada sobre lo que había antes.

La Biblia habla sobre el origen del sistema del universo, sobre el devenir de la vida, origen del hombre y lo hace con un sentido estrictamente religioso. Hablan de la misma realidad, pero tienen una lógica distinta. El Génesis no hace astronomía o biología o paleontología, hace religión. Por eso no siempre las cosas encajan.

En el fondo es como cuando se habla del amor. La experiencia amorosa se puede explicar desde la literatura, la poesía, la biología, la biografía. Son narraciones distintas del mismo conocimiento y todas serán verdaderas. La verdad es rica, muy variada, se puede hablar del mismo objeto de modo verdadero siempre de puntos de vista distintos.

Los dos primeros capítulos del Génesis cuentan cómo actúa Dios en la Creación. Se da cuenta del caos y pone en orden las cosas. Va creando el tiempo, el espacio, va separando los días y las noches, crea los planetas, en la Tierra va creando la vida y en esa narración pone el hombre como cabeza.

A mediados del Siglo XIX nos encontramos con un relato científico sobre los orígenes de la vida. Charles Darwin hace un estudio sobre las especies y empieza a ver como algunas de estas tienen relación. Empieza a explicar, desde un punto de vista científico, como se fue originando la vida de un lado a otro. A mediados del siglo XX también tenemos un relato sobre el origen del universo que habla de la gran explosión. Ya tenemos tres puntos: lo que dice la Biblia, lo que dice Darwin y lo que dice la teoría del Big Bang.

Esta última teoría tiene su origen gracias a un sacerdote católico, Georges Lemaître. A los 10 años ya decidió que quería ser sacerdote y se interesó por la matemática, por la física. Nada más ordenarse, gana una beca para estudiar en Cambridge y trabajar con Arthur Eddington que explica la teoría de la relatividad de Einstein.nNo conocemos todos los detalles de la evolución humana, pero en este contexto la fe tiene también una intervención. Al menos podremos decir que Dios interviene para crear esa bola de materia de densidad casi infinita que va a explotar en el Big Bang.

De la materia se va a la vida y eso también exige una intervención de Dios. Y hay un tercer momento de la acción de Dios: de la vida sale la vida humana. Es una acción explícita de Dios. Nuestra alma no viene de la evolución de los monos, allí hay una acción explícita de Dios. De alguna forma vemos como se pueden armonizar, sin ofender, sabiendo que hablamos de los mismos temas, la ciencia y la acción de Dios que se hace necesaria e imprescindible.

Hay que tener en cuenta que la investigación científica va dando pasos poco a poco y de alguna forma vamos aprendiendo lo que hay. A la vista de estos principios vamos a ver ahora un poco cuáles serían los modos de explicar el origen del Universo.

El Catecismo de la Iglesia da tres modos de explicar el universo. Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, el devenir del mundo es el devenir de Dios. Otros no aceptan ningún origen trascendente del mundo, lo único que ven es el puro materialismo. Y para nosotros, los cristianos, creemos que el mundo viene de un acto creador de Dios. En el día a día Dios sostiene el mundo con su amor.

Este mundo en el que vivimos, que es maravilloso, para algunos es pura fortuna, para otros es expresión de la divinidad y para nosotros es un fruto de la divinidad misma, es Dios que actúa y crea. Estas son las tres grandes posibilidades.

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