Alegría ante la llegada de las reliquias de Don Bosco a Salamanca

Alegría ante la llegada de las reliquias de Don Bosco a Salamanca

Agencia SIC

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Mons. Carlos López Con el fin de preparar la celebración del segundo centenario del nacimiento de San Juan Bosco, que tendrá lugar en el año 2015, la Congregación Salesiana ha estimado oportuno que las reliquias del santo visiten todas las Obras Salesianas. La visita en Salamanca está prevista para los próximos días 21 y 22 de junio.

Esta peregrinación de las reliquias es una forma catequética de acercar la persona y el mensaje de Don Bosco a todos los miembros de la gran familia salesiana: a los Salesianos y a las Hijas de María Auxiliadora, así como a los alumnos y antiguos alumnos de los colegios y a los numerosos fieles que siguen la espiritualidad salesiana y, en particular, la devoción a María Auxiliadora.

Como antiguo alumno del Colegio María Auxiliadora, en el que experimenté la gracia de la vocación sacerdotal, acojo con gratitud el propósito de los salesianos de encarnar hoy a Don Bosco y hacerle presente y cercano a las necesidades de los jóvenes. Don Bosco es un don precioso que Dios ha hecho a la familia salesiana y a toda la Iglesia; es un camino seguro para la realización humana y, sobre todo, para el seguimiento de Cristo. Por ello, exhorto a las sucesivas generaciones de alumnos, que han sido beneficiados por la acción educativa de los salesianos y salesianas en Salamanca, a acoger con gratitud y fervor la presencia de las reliquias de Don Bosco en nuestra ciudad y a suplicarle con fe que nos alcance la gracia de conocer y de imitar mejor su camino de seguimiento de Jesucristo, como herederos que somos de su espiritualidad.

Juan Bosco nació en Becchi, pedanía de Castelnuovo de Astí, el día 16 de agosto de 1815, hijo de Francisco Bosco y Margarita Occhiena. Francisco Bosco, arrendatario de una finca agrícola, murió en 1817, víctima de una pulmonía, dejando a Margarita el cuidado de sus tres hijos, Antonio, José y Juan, en medio de angustiosas necesidades económicas. Con apenas trece años, Juan debió trabajar como mozo con una familia de agricultores, hasta que pudo completar los estudios básicos e iniciar los estudios de humanidades en Castelnuovo y en Chieri. En 1835, ya con veinte años, ingresó en el Seminario Diocesano de Turín para realizar estudios de filosofía y teología. Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841 y hasta octubre de 1844 fue alumno del convictorio eclesiástico de Turín, a la vez que realizaba prácticas pastorales con D. José Cafasso, sacerdote de su pueblo y fiel protector.

El primer cargo pastoral de Don Bosco, al final de 1844, fue de capellán de dos obras benéficas, el Refugio y el Hospital de Santa Filomena, en las que estuvo ya acompañado por los jóvenes que le habían seguido en su práctica catequética anterior. A estos muchachos se fueron uniendo otros, reunidos por las calles de la ciudad, y que se reunían en las habitaciones del capellán y en la capilla del Hospital. A estas reuniones les dio el nombre de Oratorio de San Francisco de Sales. La presencia de los jóvenes obligó a Don Bosco a dejar el Hospital e instalarse con ellos en varios lugares sucesivos, hasta que por fin pudo alquilar un cobertizo en Valdocco, en abril de 1846. Ayudado por D. José Cafasso y otros sacerdotes jóvenes pudo mantener el Oratorio en Valdocco, a donde acudieron adolescentes y jóvenes marginados y transeúntes que venían a la ciudad como aprendices, mozos o trabajadores. Ante el aumento del número de muchachos, fundó en 1847, en otra zona de la ciudad, un segundo oratorio, que denominó de San Luis Gonzaga.

A la actividad de los oratorios juveniles se añadió en 1853 otra tarea de publicaciones católicas, entre las que sobresalieron las Lecturas católicas, que extendieron la fama de Don Bosco por toda Italia y le permitieron recibir ayudas económicas para su obra. Así pudo Don Bosco acoger más jóvenes para aprender alguna profesión y para que fueran hospedados en el convictorio o escuela-taller anejos al Oratorio de San Francisco de Sales.

En 1859 fundó la Sociedad de San Francisco de Sales, constituida por sacerdotes y laicos, dedicados al oratorio y al ejercicio de la caridad con los jóvenes más pobres y abandonados. La organización estatal de toda la instrucción pública en Italia, en el año 1859, abrió el horizonte en la tarea educativa de Don Bosco. Además de los oratorios festivos y los convictorios, comenzó a poner en marcha pequeños colegios-convictorios municipales, privados, administrados de acuerdo con la ley estatal. Y propone a sus salesianos actuar de forma compatible como "ciudadanos cara al Estado y religiosos cara a la Iglesia", no renunciando a sus derechos civiles.

En 1868 inauguró Don Bosco la Iglesia de María Auxiliadora en Turín. En 1869 obtuvo la aprobación pontificia de los salesianos como congregación religiosa de votos simples y en 1874 la aprobación de las constituciones. Así comenzó la expansión de la obra de Don Bosco fuera de Turín, primero en el Piamonte y en Liguria, luego en otras regiones de Italia, en Francia, en España y en América Latina. En 1872 fundó las Hijas de María Auxiliadora, consagradas a la educación de la juventud femenina, especialmente la más pobre y abandonada, y en 1874 la Unión de los Cooperadores Salesianos. En 1875 se iniciaron con gran entusiasmo las expediciones misioneras de los salesianos.

La estima hacia la persona de don Bosco se extendió también fuera del círculo católico. Entre 1865 y 1874 fue llamado en numerosas ocasiones para resolver conflictos entre la Santa Sede y el Estado italiano. También se difundía su fama de santo adivino y taumaturgo. En medio de una cierta veneración colectiva, en las décadas 1870 y 1880, don Bosco se movía en varias ciudades de Italia y de Francia para dar conferencias sobre la obra salesiana y obtener apoyos económicos. Ya extenuado por los años viajó a Austria, en 1883, y a Barcelona, en 1886. Murió en Turín, en la habitación del Oratorio de Valdocco, el 31 de enero de 1888.

Don Bosco eligió como lema sacerdotal la frase: "Oh Señor, dame almas y quédate con todo lo demás". Y consideró como deber personal ineludible corresponder a la llamada de Dios a trabajar por la salvación de la juventud, especialmente la más pobre y abandonada. Cuando habla de salvación de la juventud quiere decir no solamente su incorporación a la sociedad como honrados ciudadanos, sino más bien la salvación del pecado, el estado de gracia y de justicia interior y la perseverancia en el bien. Para alcanzar la santidad, Don Bosco no exigía penitencias extraordinarias, largas oraciones y empresas milagrosas, sino la práctica de los sacramentos y el cumplimiento amoroso de los propios deberes. A su alumno Santo Domingo Savio le enseñó que la santidad consiste en estar alegre.

El modelo educativo de Don Bosco no es "represivo", no se basa en el temor y en el castigo, porque está orientado a cultivar lo que hay de bueno en cualquier joven. Su modelo es "preventivo" y requiere la atención asidua del educador. Este debe ser un padre amoroso, en quien los jóvenes puedan poner toda su confianza. Los pilares de su sistema educativo son: la razón, que explica y hace comprender lo que es necesario al educando; la religión que lleva a la máxima perfección las cualidades de cada uno; el amor a Dios que lleva a amar al prójimo como a sí mismo. De ahí la elección de Francisco de Sales, autor del Tratado del amor de Dios, como patrón y modelo de toda su obra.

+ Carlos López

Obispo de Salamanca