Carta del arzobispo de Barcelona: «Luces en el camino»

Juan José Omella invita en esta Cuaresma a acercarnos más a Jesús y a tener presente y meditar la Palabra de Dios

juanjoseomella

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Hace unos meses tuve la alegría de compartir un hermoso acontecimiento con muchos de vosotros: la iluminación de las torres de los evangelistas Lucas y Marcos en la basílica de la Sagrada Familia.

Antoni Gaudí, el arquitecto de Dios, se inspiró en la Sagrada Escritura para proyectar las torres de los cuatro evangelistas. El profeta Ezequiel nos describe en una de sus visiones a cuatro seres alados que tenían cara de hombre, león, toro y águila (cf. Ez 1, 4-10). El autor del libro del Apocalipsis los menciona de nuevo y añade que estaban situados alrededor del trono de Dios y que lo alababan sin cesar, día y noche (cf. Ap 4, 6-9). Los cristianos, desde muy antiguo, han relacionado a estos seres con los cuatro evangelistas, básicamente teniendo en cuenta cómo empieza cada Evangelio.

Así vemos cómo un hombre alado representa al evangelista Mateo, ya que Mateo comienza su relato dándonos a conocer a los antepasados de Jesús. Le interesa destacar su dimensión humana, de hombre en el mundo y sus ancestros lo demuestran.

Al evangelista Marcos lo asociamos a la imagen de un león alado, porque inicia su Evangelio describiendo a Jesús en el desierto, rodeado de fieras salvajes. También se ha interpretado el clamor de san Juan Bautista en el desierto como el rugido de un león.

El Evangelio de Lucas empieza con la presentación de Zacarías, sacerdote del templo de Jerusalén. Teniendo en cuenta que una de las tareas de esos sacerdotes era llevar a cabo las ceremonias de sacrificio del templo, Lucas perdurará asociado a la imagen de un toro alado, pues el toro era un animal de sacrificio muy preciado.

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Carta del arzobispo de Barcelona: «Luces en el camino»

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Finalmente, un águila evoca al evangelista Juan, no porque aparezca esta ave al principio del relato, sino porque este es el más teológico y profundo de los cuatro relatos evangélicos. Se eleva como un ave majestuosa sobre el resto de los evangelios.

Las torres luminosas de los evangelistas están situadas alrededor de la que será la más alta de la Sagrada Familia: la torre de Jesucristo. Esta bella imagen nos invita a poner a Cristo en el centro de nuestra vida. Él es nuestra luz y nuestra salvación. Él es un amigo que nunca falla. Con Él a nuestro lado podremos sobrellevar todas las dificultades. Ojalá que este tiempo de Cuaresma nos acerque más a Jesús y a nuestros hermanos más necesitados.

Estos días son una buena ocasión para tener presente y meditar la Palabra de Dios. En ella encontraremos paz, alegría y esperanza para nuestra vida diaria. Nos pueden ayudar especialmente los textos de los Evangelios de Juan y Mateo, que son los que leemos en las Eucaristías dominicales de este tiempo litúrgico.

La torre de María, coronada por una estrella, que fue inaugurada hace más de un año, se encuentra muy cerca de las de Jesús y los evangelistas. Pidamos a la Virgen que nos guíe durante este tiempo de preparación para recibir al Señor resucitado. Recorramos junto a ella el camino de la Cuaresma.

Queridos hermanos y hermanas, intentemos encontrar momentos para orar y leer con fe la Palabra de Dios. Una lectura atenta de la Sagrada Escritura nos ayudará a amar más a Dios y a ponernos al servicio de nuestros hermanos con creatividad y alegría.

† Juan José Omella Omella

Cardenal arzobispo de Barcelona