Carta del arzobispo de Barcelona: «La popularidad de san Isidro Labrador»

El cardenal Omella dedica su carta de esta domingo a la figura de san Isidro, cuyo día festejamos el 15 de mayo, y nos recuerda que sobresalío por su piedad y misericordia

juanjoseomella

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Estamos a punto de clausurar, este 15 de mayo, el Año Santo Jubilar de san Isidro Labrador, concedido por el papa Francisco con motivo de la celebración del 400 aniversario de la canonización de este santo.

El 15 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de un santo que era hombre de campo y padre de familia, Isidro de Merlo y Quintana. Nació en 1080 en el seno de una familia pobre y, según la tradición, fue un campesino de los alrededores de Madrid que trabajó toda su vida como jornalero. Se casó con María de la Cabeza, canonizada en 1697, tuvieron un hijo y se santificaron dentro de la sencillez de la vida familiar y de su trabajo. Murió el 15 de mayo de 1130. San Isidro es el patrón de Madrid y también de los agricultores.

San Isidro, llamado Labrador, sobresalió por su piedad y misericordia, y le fueron reconocidos varios milagros, que tuvieron un fuerte impacto en el imaginario popular. Uno muy significativo fue el de unos ángeles que le labraban las tierras mientras él oraba, para que no fuera acusado ante su dueño de muy piadoso y poco trabajador. Otro fue cuando hizo brotar agua de una roca viva para dar de beber a un sediento. Sus devotos se reúnen cada año, el día de su fiesta, en la llamada Pradera, en la orilla izquierda del río Manzanares y le rezan sobre las tierras que el santo labraba, donde se encuentra su ermita y su fuente.

Fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV. Su devoción se extendió rápidamente por Castilla. También en Cataluña, sobre todo desde el siglo XVII, como escribió un sacerdote e historiador de nuestra archidiócesis, Mn. Joan Galtés Pujol. En 1624 se dedicó la primera capilla a san Isidro en Tossa de Mar. En nuestra diócesis, en Hospitalet de Llobregat, tenemos una parroquia dedicada a este santo. La devoción creció hasta el punto de desplazar progresivamente la veneración que los agricultores catalanes profesaban a san Galderico y a los santos Abdón y Senén.

El culto y la devoción a san Isidro se extendió aún más entre la gente del campo en Cataluña durante el siglo XVIII, hasta el punto de convertirse en el patrón indiscutible de los agricultores. Una muestra de su popularidad es la abundancia de imágenes y altares que le fueron dedicados en las iglesias rurales catalanas, así como la gran cantidad de procesiones, representaciones escenográficas, danzas y otras costumbres populares surgidas para honrar al santo. También se ponían bajo su advocación varias cofradías y asociaciones de campesinos.

Queridos hermanos y hermanas, desde el campo, los agricultores, pero también desde la ciudad, vemos con preocupación la sequía que sufrimos. Seamos muy conscientes de lo que esto significa y puede significar, si no cambia la situación actual. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos. Pidamos a Dios que, por intercesión de san Isidro, nos conceda el agua que tanto necesitamos. Que la lluvia sea signo del amor de Cristo, fuente de agua viva.

† Juan José Omella Omella

Cardenal arzobispo de Barcelona

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