Carta del arzobispo de Valencia: «Sexo, amor y fecundidad»
Cañizares recomienda la lectura de este libro a educadores y padres ahora que «nos quieren conducir hacia derroteros de irracionalidad, de destrucción y de muerte»
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La semana pasada denuncié públicamente como su Gran Canciller, en el acto académico de apertura de la curso de la Universidad Católica de Valencia, las palabras horribles de la señora Ministra de Igualdad, Dª Irene Montero, que todos recordamos y reprobamos, pero que el Gobierno parece que no reprueba, además de la terrible irresponsabilidad e insensatez supina de la Ministra y del mismo Gobierno manifiestan que tenemos al frente de la nación a personas que no piensan y no actúan responsablemente para servir al hombre y al bien común de la sociedad a la que deben servir, al menos en materia de sexualidad, de amor, de fecundidad y de vida, en los que se juega la vida del hombre, su futuro y el desarrollo del bien común. Un auténtico desastre que pretende conducir al pueblo hacia derroteros de irracionalidad, de destrucción y de muerte, donde no hay progreso humano, ni futuro, ni desarrollo, sino sólo animalidad y reducción de lo verdaderamente humano.
Todo lo contrario a lo que es una Universidad, y por eso ayer mismo, la Universidad Católica citada presentó un libro que lleva por título “Diccionario de sexo, amor y fecundidad”. Sus autores son hombres de pensamiento y razón fundada, profesores e investigadores universitarios probados, de diversos países y Universidades. Figuran como editores de este libro JOSÉ NORIEGA, RENÉ E ISABEL ECOCHARD. Esta obra interdisciplinar, interesantísima, fiel a la verdad, recoge “los frutos de cincuenta años de investigación y trabajo de campo” y ofrece al lector “las claves de lectura necesarias para descifrar el enigma de la sexualidad según el designio del Creador”, inscritas en la gramática e identidad humana”. Se había programado esta presentación antes del verano, Se pospuso. Creo que ahora es un momento oportuno para esta presentación, aunque siempre es oportuno en nuestra sociedad tan sexualizada, con una idea tan trivial y trivializada, superficial y poco noble de la sexualidad, del amor y de la fecundidad. Es una obra para difundir. En esa difusión y divulgación habrá una regeneración social, moral y cultural que tanto necesitamos.
Por supuesto no es para leerla de seguido, sino para consultarla y asimilarla. Para llevarla a la educación de las generaciones, todavía inmaduras, sino para atreverse a la razón, a pensar, a buscar la verdad; en esta obra se puede hallar una “argumentación razonada” donde creyentes y no creyentes, católicos y otras confesiones cristianas, diferentes religiones, nos podemos encontrar con una base común para sanar y sanear este mundo que nos ha tocado vivir y que no podemos permitir que lo dirijan dirigentes por caminos errados y nefastos.
No se olvide lo que dijo San Juan Pablo II sobre la fe y la razón y sobre la vida y su defensa o San Pablo VI en su encíclica “Humanae Vitae” sobre el amor humano o el Papa Francisco sobre “La alegría del amor”. Son enseñanzas para todos, universales, más allá de su Credo. Y esto es lo que deben aprender, en primer lugar los que nos gobiernan. Lo mismo que hay que rezar por ellos, también hay que enseñar al que no sabe o mostrar donde pueden acudir para poder enseñar y educar.
Recomiendo esta obra a educadores y padres, a publicistas y personas de gobierno, que buena falta nos están haciendo. La belleza del amor y la sexualidad y la grandeza de la fecundidad podrán verse reforzadas si difundimos lo que este libro nos enseña, que es mucho y muy gratificante. Ideologías,
“Nuevo Orden Mundial” y muchos dirigentes que no están dispuestos a cambiar, que se vayan; pero que no sigan pertinaces haciendo lo que hacen en esta materia, que bastante mal están haciendo destruyendo conciencias que es lo más sagrado del hombre. ¡Ánimo a todos! Y que conste que no soy ningún mojigato. Valoro muchísimo, como el que más el tema sobre el que escribo hoy. Quiero al hombre y apuesto por su futuro y una nueva sociedad, limpia y abierta.
+ Antonio Cañizares Llovera
Cardenal arzobispo de Valencia