Carta del obispo de Barbastro-Monzón: «La visitación, misterio del encuentro»
Pérez Pueyo reflexiona sobre el pasaje bíblico de la Visitación y recuerda que esta visita constituye «el encunetro de dos madres que se reconocen»
Madrid - Publicado el
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La visitación es un misterio de encuentro, de búsqueda de la voluntad de Dios en las relaciones y en los encuentros cotidianos. El relato de la visita de María a su prima Isabel es presentado por Lucas en el capítulo primero. Tradicionalmente, este pasaje es llamado «Visitación», aunque este término en sí no aparece. Sí se encuentra, en cambio, en otro contexto cercano: al comienzo del cántico de Zacarías, donde Dios es alabado porque ha visitado a su pueblo (Lc 1,68). La visita, por tanto, es ante todo, en el lenguaje bíblico, la visita de Dios, y al contemplar el misterio de la Visitación es necesario encuadrarlo en este misterio más amplio.
Es interesante observar que en griego «ha visitado» es «epesképsato», y tiene relación con la figura del «epískopos» (entendida como visita pastoral)… El tema de la visita en el texto de Zacarías forma una inclusión al principio y al final del Benedictus y señala la gratitud, la alabanza y la acción de gracias a Dios por su visita (cfr. Lc 7,17 «un gran profeta ha surgido… Dios ha visitado a su pueblo»). La visita anunciada en el cántico de Zacarías es la de Jesús que pasa por en medio de la gente curando y haciendo el bien. En el lenguaje lucano, está claro que la visita de María a Isabel es como el signo anunciador de la visita en cuyo centro está Jesús: «Bendito el fruto de tu vientre» (Lc 1,42). Es la visita que el Señor hace a su pueblo por mediación de María, que queda asumida en este misterio.
La Visitación, en este sentido, se podría describir así: el encuentro de dos madres que se reconocen, la una como madre del mesías y la otra como madre del precursor.
Con mi afecto y bendición
+ Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón