Carta del obispo de Osma-Soria: «Gracias por tanto»

La campaña del día de la Iglesia Diocesana nos anima a colaborar para hacer una Iglesia viva y evangelizadora

abiliomartinezvarea

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Este es el lema elegido para celebrar el próximo 6 de noviembre el Día de la Iglesia Diocesana. Una jornada que tiene que ser para todos los cristianos de Osma - Soria un día de gozo, alegría y muy especialmente, de acción de gracias. Celebramos que viviendo en comunión, somos capaces de conseguir una Diócesis más viva, una parroquia más viva, una comunidad más viva… en donde cada uno aporta lo mejor de sí. De esta forma nos enriquecemos con los dones que cada uno ofrece a los demás: “Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común” (Cf. Hch 2, 44).

Somos Iglesia diocesana cuando actuamos corresponsablemente para llevar a cabo la tarea evangelizadora de la sociedad actual. No se trata de que todos hagamos todo, sino que cada uno aporte lo que pueda, teniendo en cuenta sus propias cualidades, el tiempo o las circunstancias de su vida. Buscamos un único objetivo: hacer que nuestra Iglesia de Osma-Soria viva entregada a los demás como lo hizo nuestro Señor Jesucristo. Esta realidad eclesial de la unidad en la diversidad no es nueva, sino que ya lo indicaba San Pablo en la carta que escribe a los cristianos de la floreciente comunidad de Roma: “Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros” (Rm 12, 4-5).

La campaña del día de la Iglesia Diocesana nos anima a colaborar para hacer una Iglesia viva y evangelizadora, - título de las Constituciones del Sínodo celebrado en nuestra Diócesis -, más cercana y entregada a las necesidades que surgen en nuestro entorno. Vivimos en unos momentos en donde las dificultades económicas, emocionales, laborales, sociales… han crecido exponencialmente. Por eso, este es un periodo propicio para seguir dando lo mejor de nosotros mismos, bien sea nuestro tiempo, nuestras propias cualidades, nuestra oración o nuestro apoyo económico. Se trata de poner lo que somos al servicio de los otros y de la Iglesia. Jesucristo se hace presente en el enfermo, el anciano, el parado, el que vive en soledad o en situación de necesidad. Es en esas circunstancias en las que uno comprende y hace suyas las palabras que Jesús decía: “Hay más alegría en dar que en recibir” (Cfr. Hch. 20,35).

Doy las gracias a todos los sacerdotes que hacéis posible que las Eucaristías dominicales sean una realidad en tantas comunidades parroquiales de la Diócesis. Vosotros lleváis la Buena Noticia y los sacramentos a todos los rincones de nuestra geografía diocesana, a pesar de las distancias, la inclemencia y la propia edad. Además, vuestra palabra está siempre acompañada de signos de misericordia para aquellas personas que necesitan de ayuda y consuelo.

Quiero dar las gracias también a tantos diocesanos que colaboráis en obras de caridad, bien como voluntarios, bien con vuestra ayuda económica. A todos aquellos que participáis en la evangelización de los más pequeños en la catequesis, en la escuela o en aquellos lugares donde se realiza el anuncio del Evangelio. A aquellos que con vuestra oración lográis que los frutos sean mayores y permanentes, porque la oración es el alma de toda actividad apostólica que se realiza. A los que entregáis parte de vuestro tiempo en la parroquia, simplemente para ayudar en aquello que sea necesario. Gracias también a los que colaboráis en la conservación del precioso patrimonio histórico, artístico y religioso soriano. Todo este patrimonio es fruto de la fe de nuestros antepasados, a la vez que magnífica fuente de evangelización y diálogo con los no creyentes. Una autentica catequesis escrita en los retablos y en las piedras que nos pide a todos implicarnos en su mantenimiento, con nuestra aportación económica y nuestro apoyo a su sostenimiento. Porque nuestros templos son nuestras raíces humanas y cristianas.

En ningún momento hay que pensar que por nuestra edad o condición no podemos aportar nada. No es así: tu Iglesia de Osma – Soria te necesita. Como dijo el Papa Francisco en las catequesis sobre el Año de la fe en la Plaza de San Pedro: “la Iglesia somos todos: desde el niño recién bautizado hasta los obispos y el Papa: todos somos Iglesia y todos somos iguales a los ojos de Dios. Todos estamos llamados a colaborar en el nacimiento a la fe de nuevos cristianos, todos estamos llamados a ser educadores en la fe, a anunciar el Evangelio”.

Queridos diocesanos, que como María Santísima, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, sepamos alabar y dar gracias a Dios por tantas cosas que el Señor ha hecho en nosotros, y que vivamos juntos este día de la Iglesia Diocesana con esperanzas renovadas.

+ Abilio Martínez Varea

Obispo de Osma-Soria