Carta del obispo de Osma-Soria: «Las vacaciones: tiempo para crecer»

Con la llegada del verano, en su escrito de este mes Abilio Martínez invita a los fieles a aprovechar al máximo estos días para descansar tanto el cuerpo como el espíritu

abiliomartinezvarea

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Queridos diocesanos:

Comenzamos unos meses marcados por las vacaciones. Muchos de vosotros ya estaréis pensando en abandonar la rutina diaria para descansar y pasar unos días en compañía de los vuestros. Son momentos, además, en los que nuestros pueblos de Soria vuelven a revivir con la llegada de muchos de sus hijos que, en estos meses, especialmente en agosto, retornan a sus orígenes y se reencuentran con sus seres queridos, sus tradiciones y sus fiestas religiosas.

Las vacaciones son una ocasión propicia para estar más tiempo con nuestros familiares, para reunirnos con los amigos, para conocer gente nueva y, en definitiva, para fomentar el contacto con el otro, cosa que el frenético ritmo del día a día nos impide hacer con normalidad durante el resto del año. Lo resume muy bien el papa Francisco en un Twitter: “el verano da a muchas personas la oportunidad de descansar. Es también un tiempo favorable para cuidar las relaciones humanas”.

Las vacaciones son necesarias para fortalecer nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, pues estamos sometidos a un cansancio y a un estrés de vida que dificultan cultivar el silencio y la tranquilidad que tanto necesitamos. No olvidemos que venimos de un tiempo en donde la pandemia de la Covid-19 ha hecho mella en nuestra salud tanto física como mental. Sin duda, estamos cansados y necesitados de vacaciones.

Sin embargo, no todos pueden gozar de este periodo para salir de viaje, hacer excusiones al mar o la montaña… No puedo olvidarme de todos aquellos que, por diversos motivos, tendrán que permanecer en sus casas y se verán obligados a renunciar a este merecido descanso: unos por motivos económicos, ya que salir de vacaciones supone un desembolso de dinero que no pueden permitirse; otros porque, precisamente en estas fechas tienen más posibilidades de encontrar trabajo. No olvidemos a los ancianos y enfermos, ya que son los que más sufren la soledad en este tiempo veraniego. Es a ellos a los que quiero manifestar de manera más entrañable mi cercanía, mi cariño y mi recuerdo. Sería bueno que todos reflexionásemos sobre esto, de manera que, a nadie, especialmente a los más vulnerables, le falte el apoyo, la ayuda o una simple visita en estos días veraniegos.

Queridos diocesanos, aprovechemos estas fechas para tener encuentros culturales, para disfrutar de momentos de contemplación de la naturaleza, para visitar monasterios o lugares religiosos en los que poder meditar, para hacer lecturas provechosas, para practicar nuestras aficiones, y... no podemos olvidar, que las vacaciones son una ocasión magnífica para tener momentos largos de oración y encuentros con el Señor.

Os invito a que, en estos meses, experimentéis la gracia que supone tener el descanso del cuerpo, pero unido al del espíritu. Que las vacaciones no se conviertan en un mero ir y venir, sino que hagamos de este tiempo, un momento provechoso para nosotros, en donde podamos crecer espiritualmente. Para ello, os recuerdo que participar de la Eucaristía dominical, allí donde nos encontremos, nos ayudará a seguir unidos a Jesucristo y a su cuerpo que es la Iglesia, y nos pondrá en sintonía con el Sínodo universal que ha convocado el papa Francisco: todos formamos parte de una misma familia.

En el viaje que el papa Francisco realizó a Filipinas en 2014 se refirió al tema del descanso y lo explicó a partir de la experiencia de san José. En esa ocasión dijo que: “a José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla”. Y es cierto, porque a veces, estamos tan absortos en nuestras rutinas diarias y en nuestras obligaciones laborales, que no dejamos ni tiempo ni espacio para oír a Dios. El Papa siguió diciendo que Dios habla a las personas en la lectura del Evangelio, en la oración, en el testimonio y especialmente, en el silencio de nuestro corazón: “para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, deben ser capaces de descansar en el Señor. Deben dedicar tiempo cada día a la oración”.

El Papa nos ha dado la clave para aprovechar este tiempo: hablar y escuchar a los otros, a uno mismo y a Dios. Que Santa María la Virgen nos guíe en el camino. Os deseo a todos unas felices y merecidas vacaciones, y que tomemos fuerzas renovadas para seguir adelante con nuestra tarea evangelizadora.

Con mi afecto y bendición,

+ Abilio Martínez Varea

Obispo de Osma-Soria

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