Carta del obispo de Tarrasa: «Jornada de oración por las vocaciones»

Hoy se celebra en todo el mundo la “Jornada de Oración por las Vocaciones”. ¿Pero qué es una “vocación”? ¿Qué queremos decir con esa expresión? La palabra vocación significa “llamada”, y aunque muchas veces se entiende como aquello que a uno le gusta, una afición, en realidad es la llamada interior, la llamada que Dios hace a seguir un camino concreto en la vida.

Pero si vocación significa llamada no podemos dudar de que la primera vocación que hemos recibido es la de la vida misma. Hemos sido llamados, sí, a la vida y junto a esa vocación hemos recibido también de Dios una misión. Vocación y misión van siempre juntas. Hemos sido creados a participar de la vida de Dios, y por eso es necesario entender que la vida que tenemos no es nuestra, somos sólo administradores. Y al mismo tiempo esta vida obtiene su sentido más pleno en la medida en que descubrimos la misión que el Señor nos ha encomendado. Porque todo el mundo tiene una misión en la vida y toda vocación y toda misión son importantes porque nadie la puede realizar por mí, es la que Dios ha pensado y ha querido para mí.

Hay personas que descubren su misión ya de pequeños o muy jóvenes. Otros lo van descubriendo a lo largo de toda la vida, otros ya al anochecer de la vida. Lo que es seguro, lo que nadie puede dudar es que, por el hecho de existir todos hemos recibido una llamada y también una misión segura, la santidad. Por eso se habla también de vocación o llamada a la santidad, que tiene su fundamento en el Bautismo que nos ha hecho hijos de Dios. Él, que es el único santo, nos ha llamado a participar también de su santidad.

Como dice San Ignacio de Loyola al principio del libro de los Ejercicios Espirituales: “El hombre es creado para alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor, y mediante ello salvar su alma”. Ésta es la vocación fundamental de todo ser humano. Es cierto que esta llamada que hemos recibido de Dios se concreta después por caminos diversos y así, resumiendo, hablamos habitualmente de vocación al matrimonio, vocación al sacerdocio y vocación a la vida consagrada. Entendiendo que estas tres “vocaciones” no agotan la gran variedad de caminos por los que Dios conduce a sus hijos con amor.

Hoy celebramos la “Jornada de Oración por las Vocaciones”, es decir un día para rezar especialmente para que cada uno pueda llegar a identificar su llamada, a seguir su vocación, el camino por el que Dios le lleva. Es muy importante esta oración porque es muy importante que todos puedan vivir y ser felices en el camino que Dios con amor de Padre le ha preparado. Especialmente rogamos, pues, hoy para que las familias, los sacerdotes, los diáconos y los consagrados y consagradas vivan con gozo su camino, su “vocación”, el camino que nos ha de llevar hasta Él.

+ Salvador Cristau Coll

Obispo de Tarrasa