Carta pastoral del arzobispo de Valladolid: La esperanza continúa
Luis Argüello asegura que "el bien y la gracia nos envuelven, aunque sigamos siendo sus mendigos"
Madrid - Publicado el
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La esperanza continúa. Es verdad que la Navidad, podríamos decir, ha dado carpetazo al Adviento. Las vestiduras propias de las semanas de Adviento se han transformado en el vestido blanco de la Navidad y en breve lo harán en el verde del tiempo ordinario de la liturgia de la Iglesia, pero la esperanza continúa. Adviento es la forma de ser de la Iglesia. La Navidad, el Enmanuel, Jesús el hijo de María nacido en Belén, ha dado fundamento a nuestra esperanza. Más aún, sabemos por qué esperamos: porque Dios está con nosotros, porque Jesús nos trae la salvación de lo que nadie más puede salvarnos, del pecado y la muerte.
Podemos por lo tanto recorrer el camino del año, de este Año Nuevo de los calendarios que miden la historia de los hombres, con esperanza en medio de las dificultades. No se trata de un optimismo desmedido, ni de una emoción pasajera ante los acontecimientos; incluso en estos días de ‘cuesta de enero’ podríamos tener legítimos motivos para la melancolía. Pero la Iglesia continúa diciendo: ya estás aquí, Señor, ven pronto. La esperanza continúa porque la tierra está habitada por la presencia del Verbo Eterno; porque la Historia está sostenida por Aquél que tomó nuestra carne para ofrecerla en la cruz y vencer a la muerte.
La esperanza continúa. Por eso podemos “ensanchar la tienda”, como nos propone este itinerario sinodal en el que nos encontramos. Podemos ensanchar la tienda, porque confiamos en que incluso lo que nos parece una humanidad estéril va a ser fecundada y ha dado ya en la carne de María un fruto espléndido en el Hijo de Dios. Podemos ensanchar la tienda para acercarnos y acoger a aquellos con los que nos encontramos en el camino. Podemos mover la tienda y ensancharla porque, amigos, la esperanza continúa.
El vestido es blanco, el vestido es verde en la liturgia de la Iglesia. Los asuntos vuelven a ser los cotidianos después de estos días de Navidad y de Epifanía, pero hacemos esta peregrinación con una confianza cierta en el corazón: Dios está con nosotros, la salvación ha sido anunciada, el Gloria es entonado por los ángeles, por los santos y también por nosotros.
La esperanza continúa; la Verdad nos precede, aunque la seguimos buscando. La esperanza continúa; el bien y la gracia nos envuelven, aunque sigamos siendo sus mendigos.
Feliz año 2023, nos estamos diciendo en estos días, y lo hacemos con esperanza, inmersos en la alegría de saber que nuestro Dios está con nosotros.
Luis Argüello