Vive Cristo, gracias a Dios

Una masacre, un incendio y una película han marcado la actualidad de la Iglesia católica esta Semana Santa. Justo cuando nos recuperábamos del incendio de Nuestra Señora de París, este Domingo de Resurrección nos levantábamos con la terrible noticia de los atentados perpetrados en Sri Lanka, contra la minoría de población cristiana de este país asiático. La persecución religiosa abría los informativos de las televisiones de todo el mundo. No en vano, esta cadena de atentados cometidos presuntamente por un grupo yihadista dejaba más de trescientas víctimas mortales y otras quinientas en estado muy grave.

Pero la Semana Santa ya la empezábamos entre llamas. El fuego redujo a cenizas el tejado de la catedral de París y nos conmovió a todos, especialmente a la comunidad católica en Francia. La reconstrucción de este estandarte del arte cristiano medieval promete convertirse en los próximos meses en un ejemplo de cómo la sociedad civil es capaz de aunar esfuerzos (¡y dinero!) en un mismo proyecto, en este caso la rehabilitación de una catedral. Notre-Dame y el patrimonio cultural de la Iglesia ocuparon muchas páginas en los principales periódicos del planeta y el trágico suceso parecía abrir un nuevo marco informativo que se interesa por el mantenimiento de nuestras catedrales y que permite redescubrir la fe con la que se construyeron, así como las raíces cristianas de Europa.

Por último, una tercera noticia ha girado entorno a la Iglesia durante estos días. En la presente octava de Pascua, se puede ver en nuestros cines una nueva película francesa que pone el foco en uno de los casos de abusos sexuales contra menores que ha afectado la Iglesia católica en Francia recientemente. “Gracias a Dios” es el título del film dirigido por François Ozon que adapta en la ficción un caso real de pederastia vivido en la archidiócesis de Lyon. Esta cinta se incorpora a una larga lista de largometrajes que en los últimos años han tratado este asunto: “Spotlight”, “El club”, “Las hermanas de la Magdalena”, entre otros.

Estos tres acontecimientos, pasados por el cedazo de los medios de comunicación social, han marcado el tiempo pascual que concluye esta próxima semana. Más allá de la Pascua (de Notre-Dame, de la sinrazón terrorista y del séptimo arte) celebremos cada día que Jesucristo ha resucitado. Hagámoslo con la misma emoción y devoción que lo hemos vivido estos días. Pasión, muerte y resurrección. Vive Cristo, gracias a Dios.