El comunista radical que se encontró con Dios y ahora vive en un monasterio

De joven, Pierre estuvo involucrado en la izquierda francesa más violenta, pero terminó cambiando de vida y ha acabado en un monasterio benedictino

Pierre pasó de ser un revolucionario de mayo del 68 a vivir como laico en un monasterio benedictino

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El hombre de la imagen es Pierre-Alban-Delannoy, de 71 años. Su historia de conversión le ha llevado desde la extrema izquierda radical y el comunismo hasta los pasillos de la abadía de Fontgombault. Pierre reside en este monasterio del centro-oeste de Francia desde 2005. fue entonces cuando se encontró con Jesús en la celebración de una misa.

Entre las paredes de la abadía, Pierre ha cambiado su vida y vive, como laico, el mismo régimen de oración y trabajo de los monjes benedictinos: ha cambiado el Libro Rojo del dictador Mao Zedong por el "Ora et Labora" de San Benito.  

Pierre es de familia católica. Sin embargo, los grupos católicos en los que participaba de joven comenzaron a politizarse. Era la Gauche Proletarienne. Esas agrupaciones pensaban que el mensaje de Jesús solo podía practicarse desde la izquierda. “Hubo una gran confusión en la JOC (Juventud Obrera Cristiana), entre el mensaje del Evangelio y la acción política”, recoge de su testimonio Religión en Libertad.

El activismo de la extrema izquierda francesa y los ideales comunistas del dictador comunista Mao Zedong se convirtieron en sus nuevos pilares. Tanto es así, que llegó a estar encarcelado en mayo del 68 por tratar de implementar en Francia el modelo comunista del gigante asiático. 

Entre sus "contribuciones", ataques a empresarios, huelgas e incidentes en el país. "Trabajar en las fábricas nos cambió, pero esto no cambió el mundo. La idea era responder a un eslogan: ‘servir a la gente’. Pero los trabajadores no nos necesitaban para sus luchas porque nos habíamos convertido en un grupo terrorista”, afirma.

Irse con la "lucha" a otra parte: de las calles...a un monasterio benedictino

Tras el fracaso de su primer intentó por hacer arraigar el comunismo maoísta en Francia, cambió de escenario. En 1973, se volcó en sus estudios y trabajó como profesor desde la acción sindical izquierdista. Aunque pensaba que el fin era bueno, comenzaba a arrepentirse de todo lo que había hecho. Él mismo reconoce que su vida se había convertido en una "lucha" contra sí mismo. 

"La violencia había sido legitimada por la acción colectiva, por la necesidad de cambiar la sociedad. Me entristecían estos actos,estas acciones causaron grietas en mi corazón y con el tiempo se fueron haciendo más grandes", reconoce.

Entonces, optó por estudiar el judaísmo y leer la Biblia. También, comenzó a vivir una experiencia que le acercaba a esas grietas que sentía. Una de sus labores era mantener correspondencia con presos estadounidenses condenados a muerte. “Un estado de salud deplorable es una escuela de humildad; el conocimiento del Holocausto a través de mi trabajo; y el contacto regular con presos estadounidenses condenados a muerte a los que escribí”, son las tres realidades que entraron en juego en su conversión. Considera que es así como Dios le estaba preparando para encontrarse con él.

El encuentro definitivo se produjo en 2005. Acompañó a disgusto a su madre a misa en la abadía donde hoy reside y él mismo asegura que recibió "una visita". “Había ido para acompañar a mi madre a misa y Cristo fue el que me visitó. Eso lo sentí físicamente”, afirma. 

Así, comenzó a mirar a la liturgia - y a los monjes - de otra manera. "De repente, me sentí atado a la asamblea, a los monjes en el coro, a sus canciones y a la propia abadía. Aunque muchas cosas no me gustaban de la Iglesia, dije: ¡Quiero esto!", recuerda.

Cuando se enteró de que allí viven laicos en comunidad, siguiendo la regla benedictina, decidió adoptar esa vida “Hablé de inmediato con esta comunidad, donde podría rezar y vivir como cisterciense”, cuenta. 

Volvió a la Iglesia tras muchos años apartado de ella. Su conclusión es que se había "alejado", pero nunca había "desconectado". "La vida es una continuidad total. Son estas rupturas las que alimentan el camino. No tuve vidas diferentes, mi vida y mi búsqueda espiritual son el resultado de un viaje”, concluye en la entrevistaDesde entonces vive, desde su laicado, el 'ora et labora', asistiendo a los servicios religiosos, rezando, realizando su trabajo de escritor e investigador y visitando a los presos.