La historia del patrón de Toledo, San lldefonso
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San Ildefonso, patrón de Toledo, era sobrino del Obispo de la ciudad manchega. Su padre no era muy partidario de que se dedicara a la vida eclesiástica, sin embargo su hijo decidió ingresar en el convento de la Agalia, muy próximo a Toledo. Años más tarde, llegó a ser el Abad del convento. l
Al morir su tío, el obispo Eugenio III, fue elegido Obispo de Toledo. Fue en el año 657. San Ildefonso dedicó gran parte de su vida a la literatura. Algunos de los escritos que se conservan son "Sobre la virginidad perpetua de Santa María contra tres infieles", "Comentario sobre el conocimiento del bautismo" o "Sobre el progreso del desierto espiritual".
Devoto de la Virgen
Todo sucedió en una noche de diciembre. San Ildefonso estaba junto a sus clérigos. En ese momento, decidieron ir juntos a una iglesia para cantar himnos en honor a la Virgen María. Al llegar, descubrieron que en la capilla había una luz muy deslumbrante. Todos se quedaron atemorizados y huyeron, excepto Alfonso y sus dos diáconos.
Los tres decidieron entrar en la iglesia y acercarse hasta el altar. Y allí estaba: María. La Virgen estaba sentada en la silla del obispo y rodeada por unas vírgenes que entonaban cantos celestiales.
La Virgen María le dijo: "tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Después, la Virgen le explicó que días tenía que usarla: serían los días festivos designados en su honor. Tras este suceso, el Concilio de Toledo ordenó un día de fiesta en honor a San Ildefonso: el 23 de enero.
En la actualidad, en la ciudad de las tres culturas, se conserva un hueso del dedo pulgar de la mano derecha de San Ildefonso.