El mensaje del Patriarca católico a los musulmanes por el fin del Ramadán

El Cardenal Louis Sako ha puesto el acento de su mensaje a los musulmanes en dos palabras: reconciliación y fraternidad

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José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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Hoy contamos en El Espejo que el Patriarca de los católicos caldeos se ha dirigido a los musulmanes de Irak con motivo del final del Ramadán recordando cuál es la reconciliación que necesita su país.

La auténtica reconciliación que Irak necesita urgentemente consiste en dejar a un lado las confrontaciones y que todas las comunidades se perdonen mutuamente con valentía. Es el reclamo que lanza el Cardenal Louis Sako en su mensaje a todos los musulmanes, a quienes llama "nuestros hermanos en la humanidad", con ocasión del Eid al Fitr, la fiesta islámica que marca el final del Ramadán.

Ante el sufrimiento sufrido por el pueblo iraquí en los últimos años, que incluye masacres, destrucción y el éxodo forzoso de gran parte de la población del norte del Irak, el Patriarca caldeo propone como única opción razonable para el futuro vivir la "fraternidad humana", que reconoce idéntica dignidad a todos los iraquíes, la igualdad de derechos y deberes.

La fórmula utilizada en este pasaje por el Patriarca contiene una referencia implícita al documento sobre la fraternidad humana firmado en Abu Dhabi por el papa Francisco y el gran imán de Al Azhar, el pasado 4 de febrero. La nación iraquí, subraya el Patriarca, es un "patrimonio compartido" por ciudadanos pertenecientes a todos los grupos sociales y religiosos.

Y ahora más que nunca la responsabilidad de garantizar y fomentar la convivencia de los diferentes grupos debe ser la prioridad de los líderes y de las instituciones. El Cardenal Sako, reconocido como un líder no sólo por los católicos, explica que se siente movido a compartir estos pensamientos y deseos con todos los musulmanes porque confía en que cada uno será capaz de reconocer que es necesaria una reforma que debe venir de dentro del propio país y no debe confiarse a otros agentes. Y advierte que los iraquíes ya no tienen la fuerza para soportar otra guerra. Al final de su mensaje, el Patriarca pide que Dios bendiga a los iraquíes con la paz, la estabilidad y el feliz regreso de los refugiados a sus hogares. 

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