Seis equipos han restaurado la Catedral de Tarazona desde 1945

Seis equipos han restaurado la Catedral de Tarazona desde 1945

Agencia SIC

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Desde mediados del siglo XX la Catedral de Tarazona ha visto el trabajo de seis equipos restauradores. El último de ellos, que continúa en la actualidad, trabaja desde 1996 bajo el marco de un Plan Director encabezado por los arquitectos Fernando y José Ignacio Aguerri.

La riqueza arquitectónica y artística de la catedral de Tarazona fuerza a continuar su conservación. Es por eso que ya se estudia en un siguiente fase acometerá la restauración del atrio del pórtico principal, proyectada en 2 millones de euros. Quedan pendientes el claustro, la torre y la mayor parte de las capillas.

En 1945, tras descubrirse unas importantes grietas en el cimborrio, se acometió una primera intervención, en la que aparecieron desplomes y elementos estructurales de ladrillo y se actuó sólo sobre el cimborrio.

Entre 1954 y 1975, el arquitecto e historiador Fernando Chueca Goitia comandó multitud de fases, guiadas por la búsqueda de la planta gótica sobre la que se suponía que se asentaba la Catedral. Liberó las naves laterales de una cobertura de teja y dejó al descubierto los arbotantes, que estaban en mal estado y se cambiaron.

En 1967, en el brazo sur del transepto se encontró con que sólo había piedra en el tramo interior y que en el alargamiento de ese brazo en el siglo XV se había usado ladrillo. Quedaba así frustrada su aspiración de encontrar la planta de una hipotética catedral gótica sobre la que desarrollar una restauración integral.

En 1979 se detectaron fisuras y grietas en los pilares torales, lo que situó al edificio en una inestabilidad estructural de alto riesgo. En 1984 el templo quedó cerrado al público (salvo una capilla dedicada a actos litúrgicos) y el arquitecto José Manuel Pérez Latorre inició los trabajos geotécnicos y desarrolló varias catas. También desmontó el coro y suspendió el cimborrio para que no cargara sobre los pilares (la Catedral mide 21 metros hasta la clave mientras que sólo el cimborrio mide 24 metros, por ello se dice que es la superposición de un edificio encima de otro). Posteriormente planificó un gran anteproyecto de todas las intervenciones y planteó inyectar hormigón para solucionar los problemas estructurales de los cimientos.

El Ministerio de Cultura no consideró oportuna esta intervención y en 1990 encargó otro proyecto a Ricardo Aroca e Isabel Saiz de Arce. El Gobierno de España declaró en ese año que las obras eran "de urgencia". En 1992 la Catedral queda definitivamente clausurada. En 1994 se intervino sobre el claustro y aparecieron varios problemas de filtraciones, lo que llevó a Aroca a elevar el suelo 80 centímetros. Los continuos imprevistos, además de un recorte presupuestario, paralizaron las obras en 1995.

En 1996, la campaña "Conservemos las catedrales" del Banco Bilbao-Vizcaya dotó con 80 millones a la Catedral. Entonces, el Obispado de Tarazona respaldado por el Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón y del Instituto de Patrimonio Cultural Español del Ministerio de Educación y Cultura, convocó un concurso para la redacción de un Plan Director que ordenara las actuaciones que eran necesarias. Ganó el proyecto presentado por el actual equipo restaurador, liderado por los arquitectos Fernando y José Ignacio Aguerri.

El equipo interdisciplinar (geólogos, arquitectos, ingenieros, químicos, historiadores y restauradores) entró en la Catedral en 1997 con una visión muy global de los problemas que podía plantear la Catedral, sin dejar de lado las particularidades de cada disciplina implicada. Las intervenciones anteriores se habían centrado en los problemas concretos y no en las causas que habían originado esos problemas concretos.

Por eso, se atajaron primero los problemas estructurales; después los trabajos se centraron en eliminar las humedades y sanear el edificio y posteriormente pudieron acometer la restauración de los bienes muebles, que habían sufrido mucho hasta entonces. Paralelamente, se acometió la restauración de los archivos, de una importancia singular, ya que contienen la historia de la Catedral y su legado artístico y cultural.