¿Sabías que el patrono de Internet es un santo español?: "Un polímata"
El santo de los siglos VI y VII compiló todo el conocimiento de su época en sus 'Etimologías' y tuvo una gran influencia en el desarrollo del rito hispano-mozárabe
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El 26 de abril, la Iglesia celebra a san Isidoro de Sevilla, quizá uno de los santos españoles más desconocidos, a pesar de su importancia. No está claro en qué parte de Hispania nació en torno al año 560, aunque todo apunta a que lo hizo en Sevilla, ciudad de la que luego sería arzobispo. Lo que sí es conocido es que Isidoro fue una figura clave en los comienzos de la Edad Media y en la historia de la Iglesia católica. No en vano, su culto se mantiene desde tiempo inmemorial y, además, la Iglesia lo considera entre uno de sus 'padres'. De todo él hemos hablado en ECCLESIA con el liturgista Diego Figueroa, que lo califica como "uno de los grandes evangelizadores de la Alta Edad Media española". Para él, san Isidoro es una gran figura "no solamente a nivel de anuncio del Evangelio o de vida de fe, sino que también es uno de los grandes constructores de la España que conocemos a día de hoy".
San Isidoro vivió en una Iglesia muy marcada por la importancia que tiene la conversión de la España arriana a la católica, a la fe que profesamos hoy: "Vive en un contexto de estabilización de esa fe católica con la gran ayuda dos elementos: los concilios, que se suceden por toda España para formalizar una liturgia y una forma de explicar y defender la fe desde la misma celebración; y las oraciones, la misma composición de la fe mostrada no en tratados, sino desde la misma celebración".
Tuvo una participación fundamental en el III Concilio de Toledo y en el IV, que directamente presidió él y que fijó las bases de lo que actualmente conocemos como rito hispano-mozárabe, el rito litúrgico propio del territorio que hoy constituye España. Además, compiló todo el conocimiento de su época en su obra magna, Etimologías, que constituye el primer intento de recoger los saberes de la época en 20 libros ordenados por materias, al estilo de una enciclopedia moderna.
Una autoridad en el estudio y la difusión del rito hispano-mozárabe
El III Concilio de Toledo, en el año 589, es uno de los momentos cumbre para la conversión al catolicismo de la península Ibérica, aunque será en el IV, en 633, cuando san Isidoro cobrará un protagonismo fundamental: "Tomará gran cantidad de decisiones necesarias para que la estructura que nosotros hemos recibido de la liturgia hispano-mozárabe tenga esa estabilidad y esa difusión que va a tener tanto en el siglo VI como en los siguientes, a pesar de la dificultad del Islam", explica Figueroa.
Entre otras cosas, propone la importancia de las misas 'omnímodas': "Es una misa que sirve para todo tiempo", señala el liturgista. También se convierte en una autoridad en los elementos que compone para la celebración de la liturgia: "Escribe el primer tratado de liturgia conocido para nosotros, Sobre los oficios eclesiásticos, y deja tras de sí una gran cantidad de escritos que van a crear escuela para autores posteriores", apunta.
San Isidoro no es la primera persona en estudiar la liturgia, pero sí "es la primera que la sistematiza. El estudio y la preocupación por la liturgia es una de las grandes características de los padres, sobre todo de los primeros siglos, porque ellos entienden que la celebración es un momento cumbre del encuentro con Jesucristo. Isidoro escribe Sobre los oficios eclesiásticos a petición de su hermano san Fulgencio, que era obispo de Écija, y que quiere explicar la liturgia. Va a ofrecer una gran cantidad de criterios y de decisiones que se van a convertir en canónicos no solo para la archidiócesis de Sevilla que el gobernaba, sino también para las de alrededor, a la hora de explicar la fe y de celebrarla, con el rito visigótico".
Las Etimologías, su obra cumbre: "Se dedica a explicar y a definir todo aquello que conoce"
Aunque lo que lo convirtió en el santo patrono de Internet no fue su conocimiento de la liturgia, sino la compilación de todo el saber que se conocía en su época en Etimologías, una obra con 20 libros en la que recoge todo el conocimiento que había a su alcance, al estilo de lo que sería una enciclopedia contemporánea: "Es un tratado que deja inconcluso, porque le llega la hora de la muerte, pero es casi un primer diccionario para nosotros. Un tratado del saber", explica Figueroa.
"Isidoro no sólo sabe de liturgia. Es un hombre que conoce gran cantidad de temáticas, que estudia gran cantidad de saberes, que escribe sobre ellas... Es un polímata, diríamos nosotros ahora, porque es capaz de escribir sobre gran cantidad de cosas. Él se dedica a explicar y a definir sobre todo aquello que contempla y que conoce", señala el profesor de Liturgia.
"Una de las cosas más sorprendentes cuando uno lee a este tipo de autores es que no solamente tienen una enorme memoria para retener cada cita, cada dato... sino que, además, es capaz de adaptarlas a las necesidades de cada situación. Es capaz de retener todas las citas bíblicas y de padres de la Iglesia que ha leído y, además, sabe aplicarlas al momento oportuno, lo que hace aún más valioso su saber", concluye Diego Figueroa.