El cardenal Juan José Omella nos llama a realizar pequeños gestos donde "se vea la grandeza de las personas"
El presidente de la Conferencia Episcopal Española reclama un ambiente conciliador entre nosotros para que la convivencia sea más llevadera
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La Iglesia es una de las instituciones que más defiende el valor de la familia en la sociedad. La vida humana, desde el primer momento de su existencia, necesita cuidado y protección. Cada uno de nosotros necesitamos un entorno social que nos garantice la subsistencia en los primeros momentos de la vida, y que nos permita integrarnos en la sociedad con los cuidados que ella facilita.
Ese entorno es la familia, el primer lugar en el que la vida es acogida. Surge en ella y se vincula inmediatamente con ella creando lazos que le permiten los primeros cuidados y la protección en medio del ambiente difícil en el que se llega a esta vida.
Para la Conferencia Episcopal Española, la familia es uno de los ejes prioritarios en sus líneas de acción para los próximos cinco años. En pocos años, España y Portugal han pasado de tener una base familiar envidiable a registrar las peores cifras en Europa en divorcios, nupcialidad y fecundidad.
El resultado es una sociedad cada vez más atomizada, y a corto plazo, un Estado del bienestar insostenible, incapaz de atender las necesidades que deja sin cubrir la crisis familiar. Por ello, el episcopado reconoce la necesidad de dar mayor voz y protagonismo a las familias cristianas que, con su testimonio de vida diaria, constituyen junto a los jóvenes la vanguardia de la nueva evangelización.
En este sentido, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha pedido a las familias ser más comprensivos con sus seres queridos para que la convivencia sea más llevadera: “Tener un poco más de paciencia con tu pareja. Jugar con tu hijo cuando estás cansado”.
Asimismo, nos insta a realizar pequeños gestos como “llamar a una persona que está sola” o “sonreír a un vecino” ya que, como manifiesta el también arzobispo de Barcelona, “en los pequeños gestos se ve la grandeza de las personas”.