El testimonio de Calixta tras años presa de su adicción al alcohol: "Tenía que buscar en el cubo de la basura"

Llegó a España con 17 años con sueños y esperanzas, pero su vida no resultó ser la que ella esperaba. Ahora no se cansa de ayudar en San Ramón Nonato a quien más lo necesita

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Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En la parroquia San Ramón Nonato en Madrid, situada en el barrio madrileño de Vallecas, te puedes encontrar a cualquier hora del día alguien dispuesto a ayudar a quien más lo necesita.

Calixta es una de las mujeres que no paran de ayudar en la parroquia San Ramón Nonato y su vida no ha sido nada fácil. Llegó a España desde República Dominicana después de haber sufrido dos violaciones en el entorno de su familia.

Llegué con 17 años con muchas ilusiones de estudiar, venía con una especie de oferta de empleo en la cual se comprometían a ceder 4 horas del día para estudiar”. En su país estaba estudiando y trabajando, pero estaba sola, “había vivido dos violaciones personales y España se me abría como el horizonte”.

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"No sabia con quien estaba pactando"

En el año 1998 la vida de Calixta cambia completamente: “Corriendo el calendario de mi vida, conocí a una persona, me fui a vivir con él, nos hicimos pareja sin ningún tipo de papeles y tuve un niño. Cuando el niño cumplió los tres años me separé y me quedé en la calle por qué la casa estaba a su nombre”.

Calixta nos cuenta que estuvo trabajando "como ayudante de cocina y camarera, y me llegaba para mantener al niño, pero no para tener una independencia”. Muy emocionada, nos relata su dura vida durante ocho años lleno de dificultades: “Estuve trabajando en un bar de copas y te llevabas una porcentual tomando alcohol, ese fue mi medio de vida, en decadencia”. “Allí empezó la parte en la que no sabia con quien estaba pactando y precisamente allí empezó mi primera adicción”.

Tras mucho tiempo viviendo en la oscuridad, Calixta encontró la fuerza de pedir ayuda y la parroquia de San Ramón Nonato fue uno de los lugares al que acudió para encontrar una nueva familia que la podía acoger: “Me cuentan que lo que me quedaba de la botella me lo eché en la cabeza y les dije que necesitaba ser limpiada. Había unas voluntarias que, no lo olvidaré en la vida, empezaron a mirar en sus monederos, juntaron siete euros y me prepararon una bolsa de alimentos. Fue la última vez que fui a los cubos de basura”.

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"Se convierten en tus músculos cuando no tienes fuerzas"​

En las parroquias, personas como Calixta, empiezan a sentirse importantes, reciben cargos y sobre todo empiezan a ayudar a los más vulnerables: “Empiezan a venir personas a la puerta de la Iglesia, las ves y te dices, así estaba yo, le das el abrazo cálido, o ves alguien que está en la calle y le hablas de este lugar”.

Calixta añade a su historia una parte fundamental: “Donde más sanación encontré fue en el Santísimo”. A las personas que lo están pasando mal tiene un consejo muy valioso: “Acércate a un lugar donde las personas hagan lo que manda Jesús y esto es lo que sucede aquí. No es solamente alimento sino también un alimento espiritual, acompañamiento. Se convierten en músculos tuyos por qué cuando tú no tienes fuerzas, allí les tienes, un mensaje, una llamada”.

Ahora mismo Calixta es parte integrante de los proyectos de la parroquia: “Tengo once alumnos de cocina y es algo que te hace entender que como persona vales y hay un lugar donde tú puedes dar como tú has recibido

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