Así acompaña la Iglesia a los presos en época de pandemia: "Visitas por cristales"
En ‘Aleluya’ hemos hablado con el padre Javier Sánchez González, capellán del Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero desde hace más de una década
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Los próximos 9 y 10 de marzo de 2021 se celebran las Jornadas de Capellanes de Prisiones y Delegados Diocesanos de Pastoral Penitenciaria. Esta reunión la tienen todos los años los capellanes de cárceles y los delegados episcopales de la Pastoral Penitenciaria de España. Siempre se juntan de manera presencial, pero este año tendrán que celebrarlo online a causa de la covid-19. En ‘Aleluya’ hemos hablado con el padre Javier Sánchez González, capellán del Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero desde hace más de una década.
El evento, que está organizado por Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española (CEC), será inaugurado por el obispo auxiliar de Madrid y responsable del sector, Mons. José Cobo. Este año, bajo el lema ‘Desafíos de la pandemia a la pastoral penitenciaria’, se reflexionará lo que supone la covid-19 para esta pastoral.
La jornada, que tendrá lugar durante dos días, contará con una mesa redonda, en la que participarán diversos capellanes y delegados de pastoral penitenciaria, donde se explicará el compromiso pastoral durante la pandemia y las diferentes iniciativas de la pastoral durante estos meses. Don Javier Sánchez ha explicado para el portal de COPE Religión, que también hablarán sobre "qué supone para los presos ese doble confinamiento: por la covid-19 y porque no pueden recibir visitas”.
La labor del capellán en pandemia
El capellán del Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero habla desde su experiencia propia y nos cuenta la suerte que ha tenido en plena pandemia: “He tenido la gran suerte de que prácticamente estuve sin ir los meses fuertes del confinamiento. A partir de mediados de mayo empecé con visitas por cristales, como las de los familiares”.
En estos momentos, el cierre establecido por las autoridades ha hecho que cierren las presiones a personas ajenas a ellas: “Solo se puede pasar para lo más imprescindible”, ha subrayado el capellán. Desde junio hasta que apareció la borrasca Filomena ha podido acudir al centro penitenciario para celebrar las misas los sábados y hablar con los presos. “Para los que estamos acostumbrados a esa relación con los presos es bastante complicado y se lleva muy mal”, ha explicado Don Javier haciendo referencia a la novedad y frescura que supone ver a alguien de fuera.
Durante ese tiempo, se suspendieron todas las entrevistas personales de los detenidos con sus familiares, y estaban en relación con sus seres queridos y con los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria por teléfono o por carta. Además, todas las semanas, Javier preparaba la celebración de la Santa Misa, se la entregaba a una funcionaria y la fotocopiaba para todos los presos. “Nos juntábamos a las 11 de la mañana para tener la sensación de celebrar juntos la Misa. La idea era que cada uno rezase y así estar en unión”, ha remarcado el capellán. También, los voluntarios de la pastoral se reúnen con los familiares de los presos.