Polvorones, mazapanes o turrones: esta Navidad los monasterios comparten el secreto de sus recetas
En ‘Aleluya’ hemos hablado con sor Pilar y con el hermano Francisco Rincón sobre los dulces navideños que elaboran de forma artesanal
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Son muchos los religiosos que elaboran con mimo productos navideños como polvorones, mazapanes, guirlaches y toda clase de turrones. En muchos casos son recetas centenarias artesanales, sin aditivos ni conservantes, que se vienen preparando desde hace siglos en el mismo obrador. Para los religiosos es su medio de vida, es la forma de ganarse el pan. Es la manera de mantener sus comunidades, en muchos casos con miembros de una edad elevada, la forma de mantener el patrimonio arquitectónico y artístico que atesoran estos monasterios. Y, además, reconocen que el poder vivir de su trabajo dignifica.
En ‘Aleluya’ hemos hablado con sor Pilar, representante de la Comunidad de las Hermanas Clarisas de Santa Isabel de Segovia y con el hermano Francisco Rincón del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, en Soria. Ambos religiosos elaboran productos navideños de forma artesanal.
Sor Pilar: "Intentamos cultivar la presencia de Dios mientras estamos trabajando"
Según la tradición, el trabajo en cada comunidad es muy diferente. “En Segovia hace años bordábamos a mano, después nos centramos en la elaboración de bolsos en piel, y más tarde, optamos por la elaboración de dulces, como han hecho otras muchas comunidades contemplativas”, ha explicado sor Pilar.
Para las Hermanas Clarisas de Santa Isabel hacer los dulces es el medio de vida que tienen para ganarse el pan: “Ponemos la misma suerte que la gente sencilla que tienen que trabajar para llevar el sustento a casa y así poder vivir”, ha subrayado la hermana.
“Hace más de 10 años que montamos un obrador y nos pusimos manos a la obra. Gracias a Dios estamos muy contentas y seguimos con mucha ilusión”, ha expresado sor Pilar. “Los dulces son totalmente artesanales, sanos, sin aditivos, ni conservantes. Cuidamos que las materias primas sean de buena calidad y nos esmeramos en la limpieza y elaboración”, ha señalado la religiosa.
La comunidad está compuesta por nueve hermanas. Todas ellas están en activo servicio y se dedican a la producción de los dulces: “Tratamos de hacer las cosas con esmero, delicadeza, alegría y sobre todo con mucho amor”, ha explicado. “Intentamos cultivar la presencia de Dios mientras estamos trabajando. También, oramos y nos acordamos de tantas personas que van a degustarlos”, ha manifestado la hermana Pilar.
“El hecho de vivir en clausura no nos aísla, la pandemia nos ha afectado como a todo el mundo. Saber la triste situación de tantos enfermos, sanitarios y familias nos genera sufrimiento”, ha asegurado la responsable de la Comunidad. Pero en lo fundamental, la vida de las Hermanas no ha cambiado: “Seguimos viviendo nuestra vocación de orantes e intercesoras por toda la humanidad”.
La representante de la comunidad ha subrayado que siempre intentan solidarizasen poniéndose en la piel de los demás. Además, ha anunciado que tratan de fomentar "la esperanza, la confianza en Dios Nuestro Padre y en que todo pasará y volveremos a la normalidad”.
El hermano Francisco Rincón: "Los monjes siempre hemos trabajado para mantener la comunidad"
En el monasterio de Santa María de Huerta, los monjes elaboran mermeladas desde hace 31 años para cumplir con el trabajo manual que establece la Regla de San Benito que ellos observan. También es el medio de subsistencia de la comunidad. “El trabajo manual en silencio es parte fundamental de la vida monástica, junto al estudio y a la oración”, ha explicado el hermano Francisco Rincón. La mermelada, uno de los productos estrella en la web de Contemplare, y que se incluye además en las cestas de Navidad que preparan en esta época, se elabora siguiendo un proceso artesanal, con muy poco azúcar.
En la actualidad cuentan con 38 variedades, divididas en dos líneas de producción: la de sabores clásicos, que cuentan con una sola fruta en su receta, y las especiales, que tienen varios ingredientes en su receta, habitualmente fruta junto a frutos secos, chocolate o algún tipo de licor. Entre los sabores más populares se encuentran “la de tomate algo picante, que con untada en una rebanada de pan con un poco de aceite está deliciosa, o la de pera con canela y cardamomo”, ha señalado el cisterciense.
“Comenzamos elaborando dulce de membrillo, pero es un producto que no entra en tantas casas como las mermeladas”. Antes de dedicarse a la confitería, los monjes de este monasterio tenían una explotación ganadera, con vacas que producían leche y que vendían a una cooperativa. Pero con la entrada de España a la Comunidad Económica Europea, “tuvimos que deshacernos de la granja debido a los cupos de producción de leche”, ha expresado el hermano Francisco.
“Los monjes siempre nos hemos tenido que buscar la vida, con nuestro trabajo, para mantener la comunidad”. El monje ha recordado que, “aunque vendamos más mermeladas, nuestro nivel de vida no va a cambiar lo más mínimo. El dinero que sacamos lo invertimos en vivir y en mantener el patrimonio arquitectónico y artístico del monasterio”.
Las fundaciones que llevan los dulces navideños a tu casa
Ahora, con el coronavirus y las restricciones de movilidad, los religiosos lo tienen más difícil para vender, pero a través de Internet, en webs como la de la Fundación Contemplare o la de la Fundación DeClausura es posible adquirir estos productos, que te los manden a casa y echar una mano a la vida contemplativa.
La Fundación Contemplare y la Fundación DeClausura, entidades sin ánimo de lucro, están integradas por un equipo de laicos de diferentes ámbitos, con la inquietud de ayudar a los monasterios y apoyar la labor social y pastoral de la Iglesia católica.
En ‘Aleluya’ hemos hablado con la directora de Fundación Contemplare, Alejandra Salinas y con María Lamarca, que ostenta un cargo institucional en la Fundación DeClausura.
Para ayudar a los monasterios a ser sostenibles, Contemplare lleva a cabo tres iniciativas: ayudarles a vender sus productos de artesanía y alimentación, prestarles ayuda de cualquier tipo (asesoría legal, diseño del packaging, etc.), y la fundamental, que es “difundir la maravilla que es este patrimonio de vida contemplativa que tenemos en España”, ha señalado Alejandra.
Los conventos, ha afirmado María, tienen dos formas de ingresos: las hospederías y lo que producen. Lamarca ha explicado que la pandemia cerró todas las hospederías e impidió que los monasterios pudiesen vender producto, “por lo que no han tenido ningún ingreso y lo han pasado muy mal”.
“No reciben ayudas de forma sistemática de nadie. Tienen que ser autosuficientes. Y tienen una estructura de gastos fijos muy importante. Cada monasterio paga la Seguridad Social de los monjes o monjas que alberga, que se dan de alta como autónomos”, ha subrayado Alejandra.
Durante los meses más duros de la pandemia, la Fundación DeClausura, que forma parte de la Asociación Familia Humanitate, lanzó la campaña 'Tu clausura, mi clausura', a la que se sumó un grupo de empresarios. “Fue una campaña de recogida de fondos para ayudar a los monasterios que realmente no tenían ni para comer. Tuvo muchísimo éxito y esas donaciones se canalizaron a través de la Fundación para llegar a todos esos conventos”, ha apuntado María.
Desde Contemplare quieren ayudarles a que la parte del tiempo que dentro de su vocación dedican al trabajo se vea traducida en ingresos para el monasterio. ¿Cómo? “Ayudándoles a comercializar los productos que elaboran. De esa forma, tienen la capacidad de subsistir y de hacer frente a los gastos”, ha expresado Alejandra.
Ambas fundaciones se vuelcan ahora en la venta de dulces navideños y otros productos elaborados en los monasterios. Todos los dulces están producidos por las religiosas “hay recetas antiquísimas que llevan haciéndolas casi 300 años”, ha anunciado María.
España es la primera potencia en vida contemplativa. Tiene un tercio de la vida conventual del mundo. En nuestro país hay cerca de 800 monasterios y 9000 monjes y monjas. Todo el mundo tiene un monasterio cerca al que se puede acercar a comprar.
Las dos entidades ofrecen en sus páginas web productos elaborados en monasterios de toda la geografía española. Puedes hacer un pedido con lo mejor de cada monasterio.