El proyecto puesto en marcha por el Arzobispado de Barcelona para acompañar en el duelo y en la enfermedad

La Delegación de Pastoral de la Salud, junto con la fundación Ca n'Eva, han sumado esfuerzos para ayudar a las personas que más han sufrido durante este año lleno de dificultades

El nuevo servicio integral para acompañar en el duelo y en la enfermedad del Arzobispado de Barcelona

Lucía Para

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El arzobispado de Barcelona, debido al impacto de la covid-19, propuso a la Delegación de Pastoral de la Salud, que de alguna forma ya trabajaba en el acompañamiento a la enfermedad y al duelo, a unirse a Ca n’Eva, una fundación inspirada en el carisma de San Juan de Dios. En ‘Aleluya’ hemos hablado con el codirector del Servicio Integral de Acompañamiento al Duelo y la Enfermedad (SADIM) y presidente de Ca n’Eva, Miquel Mora.

“Nos proponen hacer un trabajo conjunto y nace este servicio que llamamos SADIM. Juntamos esfuerzos con la Pastoral de la Salud que actualmente tiene una serie de personas que trabajan en los hospitales dedicándose al acompañamiento”, ha subrayado el presidente. Miquel ha explicado que ahora están trabajando más en el acompañamiento al duelo porque hoy en día, viven “entre paréntesis” porque según el momento no se les permite entrar en los hospitales.

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Sumar esfuerzos para acompañar a enfermos

Miquel Mora ha explicado para Aleluya el objetivo de esta iniciativa: “Es sumar esfuerzos para ahondar en esta misión de acompañar enfermos y dolientes, tanto en los procesos previos como en los momentos posteriores. Ponemos a disposición varios puntos de escucha en Barcelona y cercanías”.

Además, ha añadido que tienen una casa de espiritualidad en Terrassa que la utilizan como punto clave para atender a las familias que necesitan hacer un retiro de acompañamiento y de formación para el personal de salud, para docentes o para cualquier persona que quiera formarse en ese ámbito.

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¿Qué necesita una persona en proceso de duelo?

Una persona nunca debe sentirse sola, ni necesita consejos; lo que realmente precisa es respetar sus tiempos. “Lo primero un lugar donde acudir”, ha anunciado Miquel hablando sobre la necesidad de una persona en este proceso. Pero, nos encontramos con un problema: una persona en proceso de duelo no tiene a nadie al que acudir. El presidente de Ca n’Eva ha explicado que "lo más normal, hoy en día, es que una persona no creyente acuda al médico de familia, pero ahora con todo el drama de la pandemia es un proceso muy largo y difícil”.

Ha explicado que en primer lugar tenemos que darnos cuenta que se necesita ser acompañado. También, hay un tema muy importante que es ser escuchado: “Por ejemplo, si una persona está bien acompañada por su familia o por sus amigos puede caer a veces en la tentación de pensar que ya es escuchado. Pero tarde o temprano uno se da cuenta que ponerse bien cuanto antes puede llevar a un callejón sin salida o a la vez la persona se puede dar cuenta que se ha convertido una carga para los seres queridos”, ha señalado Mora.

Miquel ha subrayado que es muy importante que las personas conozcan a este servicio, que es complementario al psicológico: "La escucha tiene que ser activa y no cualquiera la puede hacer. Por eso nuestro servicio es complementario y nos situamos entre la familia, los amigos y lo clínico". Durante la pandemia han reforzado este servicio de acompañamiento. Además, ha añadido que cualquier duelo vale lo mismo: "El abordaje inicial tiene que ser potente pero el duelo siempre es el mismo".

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La fe ayuda ante un proceso de duelo

Como se ha venido haciendo hasta ahora, se quiere ayudar a profesionales de la salud, el cuidado, la educación y el acompañamiento en general. Por eso, ha explicado el presidente de la Fundación que "el nuevo servicio puede atender a personas que han vivido la despedida de una persona cercana, con quien había un vínculo significativo. También cuidadores no profesionales, que cada día están, o han estado, cuidando un enfermo de larga o media duración, con el desgaste que ello conlleva".

“Sabemos que, por desgracia, hay muchas personas que se consideran creyentes y practicantes y ante estos hechos se derrumban totalmente e incluso llegan a renegar de su propia fe", ha manifestado el presidente. "Cuando la fe es esperanza, está bien encarnada y forma parte de nuestro día a día entonces puede ayudar mucho. Eso no quiere decir que estas personas no necesiten acompañantes o ayuda", ha subrayado.

Miquel Mora ha nombrado al Papa Francisco para manifestar lo realmente importante: "Los aciertos a veces nos hacen creer que somos los mejores y podemos con todo. El Santo Padre nos baja al suelo y nos lleva a la humildad absoluta. Desde nuestra fe y de nuestras convicciones tenemos que trabajar codo con codo con los que tienen otra fe, sin renunciar a lo nuestro y sin rechazar al otro".

Según la experiencia del codirector, desafortunadamente, le demuestra que aprendemos y crecemos gracias al dolor, gracias a las experiencias de cruz: "Tenemos mucho camino, pero si tenemos la predisposición de ver donde aprender, meditar y contemplar podemos avanzar juntos".

"Siempre hemos intentando trabajar conservando ese espíritu laico, en línea con Fratelli Tutti, que todos son bienvenidos. Los voluntarios vienen de distintos bagajes, pero nos une a todos esa fraternidad, ayudar a los que sufren y que están pasando por el momento de dolor. No hay otro camino que el de la solidaridad y la fraternidad que es lo que expone el Papa en su última encíclica", ha concluido.

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