El adiós de Sevilla, y de toda la Iglesia, a Carlos Amigo: “Un hombre que tendía puentes”
El arzobispo Saiz Meneses destaca en su homilía las muchas cualidades del cardenal: "Era un hombre que buscaba la unidad, también en el seno de la sociedad"
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
“Era un hombre espiritual y a la vez muy cercano, muy humano, muy misericordioso. Sabía escuchar, sabía esperar, sabía acompañar a las personas, a los grupos y a las instituciones”. Así se ha expresado este sábado el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, al presidir el funeral por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, fallecido el pasado 27 de abril, en Guadalajara.
Tras dos días en que los fieles sevillanos han acudido a dar el último adiós al cardenal que pastoreó la Igesia hispalense durante 27 años.
El cortejo lo ha formadp el turiferario, la cruz entre los ciriales, los seminaristas, acólitos, diáconos, sacerdotes concelebrantes, el Cabildo Catedral, el Consejo Episcopal y el arzobispo.
Reconociendo que “somos testigos de las muchas cualidades que el Señor le concedió”, Saiz Meneses ha ido citando algunas de ellas: su preparación y capacidad de trabajo, su entrega sin límites, su libertad de espíritu, su fidelidad al Señor y a la Iglesia, desarrolló su ministerio episcopal con gran intensidad y amplitud”. “Inteligencia, cultura, pedagogía, capacidad, entrega, formación, oración, y una actitud profunda de acogida”, ha expresado. Además, ante una catedral abarrotada para despedir a su cardenal, Saiz Meneses ha explicado que “era un hombre que buscaba la unidad, la concordia, que tendía puentes, que fomentaba el diálogo interreligioso, ecuménico, intraeclesial, y también en el seno de la sociedad”.
Gran impulsor
Ha indicado: “Era acogedor con todos, acompañaba y dinamizaba todas las iniciativas nobles; impulsó muchos proyectos pastorales y sociales en todo el territorio diocesano”. Así, recordó los conocimientos que recibió, desde el ser nombrado Hijo Predilecto de Andalucía hasta Hijo Adoptivo de la provincia de Sevilla.
“Podemos decir que a lo largo de estos 28 años de ministerio episcopal ha entrado en todos los ámbitos y estructuras, en todas las familias, en todos los corazones”, ha indicado destacando también que en Sevilla “cuidó y atendió las parroquias, acompañó la vida consagrada, activa y contemplativa, potenció los movimientos y realidades eclesiales, se entregó con generosidad a las Hermandades”.
El final de Carlos Amigo
Así, en su homilía, ha confesado que el miércoles 27 compartieron un tiempo largo con él, el hermano Pablo, su secretario, y el hermano Luis Miguel: “Pudimos charlar sin prisas, y rezar juntos. Hablamos de Nuestro Señor y del encuentro definitivo con Él, también de María Santísima, y de san Francisco de Asís. Él escuchaba atentamente y asentía. Al cabo de unos momentos nos dejó, con gran paz y serenidad”.
Dejarlo todo por Cristo
El cardenal Amigo, como ha recordado Saiz Meneses, “experimentaba este amor de Cristo capaz de llevarle a dejarlo todo por seguir su llamada, capaz serenar el corazón en cualquier situación, y, sobre todo, ante la perspectiva del final de la vida en este mundo”. Así, el arzobispo ha indicado que nació en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid, el 23 de agosto de 1934. Inició sus estudios de Medicina en Valladolid, pero pronto los abandona para ingresar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores franciscanos. Posteriormente recibe la ordenación sacerdotal, el 17 de julio de 1960. En 1970 es nombrado Provincial de la Provincia Franciscana de Santiago.
Por otra parte, el 17 de diciembre de 1973 fue nombrado arzobispo de Tánger, en Marruecos y el 22 de mayo de 1982 recibió el nombramiento de arzobispo de Sevilla. Desde el 5 de noviembre de 2009, era arzobispo emérito de Sevilla. En la Curia Romana fue miembro del Pontificio Consejo para la Salud, y en la Conferencia Episcopal Española fue miembro del Comité Ejecutivo y presidente de diferentes Comisiones Episcopales. El 28 de septiembre de 2003 fue creado cardenal.