Ana María Cabo, misionera valenciana en Cuba: “Tratamos de llevar la luz y la alegría de la fe”

Es religiosa Esclava del Sagrado Corazón de Jesús, y la única valenciana en la provincia de Santa Clara, donde dirige el centro de formación "espacio para la evangelización"

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Redacción Religión

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“En una sociedad en la que la trascendencia se ha negado durante muchos años, y en un pueblo donde la desesperanza es muy fuerte, nuestra presencia es portadora de la luz y la alegría de la fe.

”, con estas palabras se ha expresado la religiosa valenciana

, en una entrevista concedida a los medios de comunicación de la archidiócesis de Valencia. Misionera en Cuba desde hace 16 años, coordina el centro de formación de la diócesis de Santa Clara, donde se ofrece un espacio de educación en valores evangélicos, que es muy solicitado y acoge a cientos de niños, jóvenes y adultos.

“Para nosotros es fundamental la pedagogía de Jesús”

Según la religiosa Esclava del Sagrado Corazón de Jesús, en la educación, ante un sistema que desde hace mucho tiempo no ofrece alternativas, “

” ante la que la gente pierde el miedo a expresar sus necesidades y así se logran personas libres, autónomas, implicadas en la sociedad.

La misionera destaca la profesionalidad de todo el equipo, y de sus profesores y quiere dejar bien claro

”, asegura.

El Centro de Formación, puesto en marcha hace más de 25 años, está abierto a cualquier persona que lo solicita, sea creyente o no, o de otras denominaciones religiosas, y en él se trabaja la constancia, la perseverancia, el respeto. “

s”, afirma con una sonrisa.

Según expresa Ana María,

”.

del pueblo cubano, expone que “

”. El fenómeno migratorio produce sufrimiento y las personas mayores se van quedando solas porque sus familias emigran para buscar un futuro mejor:

”.

Sólo el hecho de estar con ellos, es evangelización”

Para Ana María Cabo, la presencia de los misioneros- religiosos, sacerdotes y laicos- sólo el hecho de estar allí con los que más sufren, es de gran ayuda, es evangelización.

Muchas veces me preguntan

, y aunque no conocen muchas cosas de la Iglesia, sí saben que estás allí con ellos, que estás contenta, que tienes esperanza. Yo creo que una de las necesidades más grandes que en este momento se nos pide es ser personas agradecidas y contentas de tener la fe y de ver la humanidad de otra manera.

”, explica.

Un regalo muy grande aunque estoy abierta a lo que Dios quiera"

La misionera valenciana, de 73 años y nacida en el barrio de Ruzafa, asegura que la fe y la vida religiosa- lleva 45 años como religiosa- “son un regalo impresionante que cada vez valoro más y vivir en Cuba para mí es decirle al Señor gracias. Nosotras fuimos llamadas a ir a Cuba por el obispo del lugar, monseñor Arturo González, y comenzamos en una colaboración parroquial, con capillas en barrios más alejados y una casa misión donde se celebra la eucaristía y se impartían catequesis, formación y se colaboraba con Cáritas, labor con la que continuamos”.

Explica que

uando llegué no había grupo de Cáritas, en la ciudad de Caibarién, por eso, se formaron grupos de laicos para escuchar a la gente y ayudar”. También se formó un grupo de artesanía. Desde el principio

”. También los medios de comunicación son una ventana abierta al mundo donde ya no se puede ocultar la realidad.

“Un mundo que se abra a la esperanza”

Tenemos que seguir trabajando por la fraternidad de la que ellos mismos son portadores y acompañarles en su camino de discípulos y misioneros en un mundo que se abra a la esperanza”, según Ana María Cabo que recuerda palabras de san Juan Pablo II, en su visita a la isla hace 25 años, cuando pidió que “Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba” y dijo al país: “Cuba, cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón”.

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