Ángel Herrera Oria, una de las voces más importantes del catolicismo español en el siglo XX
Se cumplen 50 años de su fallecimiento. El cardenal Herrera Oria tuvo grandes dotes organizativas y capacidad de trabajo, un autentico ejemplo de lo que hoy llamaríamos líder
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Fue una de las voces más importantes del catolicismo español del siglo XX, tuvo una enorme capacidad para saber donde concentrar la atención y los esfuerzos en todo momento. Herrera Oria era un hombre polifacético, periodismo, enseñanza, política y sobre todo evangelización fueron algunas de las disciplinas a las que dedicó gran parte de su vida. Dentro de las materias en las que trabajaba, si veía que algo se podía mejorar, promovía otras variables mostrando grandes dotes de pionero y de emprendedor.
Fue el creador de la primera y segunda Escuela de Periodismo en España. Esta primera escuela estuvo ligada al periódico El Debate, y la segunda, la de la Iglesia, promovida por una de sus últimas obras, la Fundación Pablo VI. En su última etapa creó la Escuela de Ciudadanía Cristiana para la formación de los próximos líderes cristianos, en la que era obligatorio que cada alumno participara en la acción social y caritativa. “Pro Bono comuni” (Por el bien común) el lema que regía esta escuela.
También estuvo involucrado en la vida política de España y contribuyó a la creación de sindicatos y partidos. Presidió uno de ellos, Acción Nacional, después Acción Popular y se presentó incluso a diputado en las elecciones de la república, aunque no fue elegido.
El cardenal Herrera Oria encarnó la justicia social, siempre persiguió ese “bien común” que versaba el lema de su segunda escuela. Cuando era sacerdote en el pequeño barrio pesquero de Maliaño, Santander, proporcionaba viviendas a muchos obreros y creó las famosas 250 escuelas-capillas repartidas por lugares más recónditos de la provincia donde aprendieron a leer alrededor de 30.000 personas.
En definitiva, Ángel Herrera Oria tuvo grandes dotes organizativas y capacidad de trabajo, un auténtico ejemplo de lo que hoy llamaríamos líder. La fuerza que mostraba en todo lo que hacía estaba apoyada por una gran fuerza espiritual, un perfecto modelo en el que fijarnos para conseguir la inspiración necesaria en todo lo que nos propongamos.