Argüello invita al pueblo de Palencia a vivir la Semana Santa "con un nuevo asombro" para que "la alegría estalle en nuestros corazones"

Palencia luce sus mejores galas para abrazar la Semana Santa con el pregón pronunciado por el presidente de la Conferencia Episcopal: "Que la gracia del Jubileo, que brota de la Pascua, derrame en el mundo entero la alegría"

Argüello

Argüello

Redacción Religión

Publicado el

3 min lectura

Palencia luce sus mejores galas para abrazar la Semana Santa con el pregón pronunciado por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, en un acto solemne pero lleno de cercanía, donde el también arzobispo de Valladolid recordó que esta celebración “es más que una tradición: es un anuncio cantado, un grito que proclama vida nueva”.

Uno de los hilos del pregón de Luis Argüello ha sido la conexión entre las calles de Jerusalén y las de Palencia, un paralelismo con el que el presidente del episcopado español ha subrayado la vigencia actual del relato pascual. “Lo que históricamente pasó en Jerusalén puede vivirse hoy en Palencia, porque lo que se pregona es un acontecimiento eterno.

Enumerando calles como la de Don Sancho, Becerro de Bengoa, Plaza de Isabel la Católica o el Paseo del Otero, el pregonero ha remarcado que estas no son simplemente vías urbanas, sino escenarios vivos del misterio de la fe: “Las escenas que representan nuestras procesiones nos permiten pisar Jerusalén pisando Palencia.

 “¿Cuál es mi cruz 2025?”  

Argüello ha propuesto en su pregón una reflexión personal, invitando a cada oyente a interrogarse sobre su propia vida y su camino. Vamos a decir a Jesús en estos días: ‘anda Jesús, carga con mi cruz, mientras yo miro la tuya’.

“¿Qué quiero intercambiar con Jesús? ¿Cuál es mi zona quemada que ha de ser resucitada? ¿Para quién soy yo una carga? ¿De quién puedo ser Cireneo?”, se cuestionaba el arzobispo de Valladolid. Un cuestionamiento que ha trasladado al sentido espiritual de la Semana Santa a la realidad de cada persona.

 Lugares de encuentro y de misericordia  

El presidente de la CEE ha recordado a su vez que la Semana Santa también es una oportunidad para la reconciliación, tanto con Dios como con los demás.Qué bien poder encontrar un rincón donde se entrevea el huerto de los olivos, donde ver a Jesús que cae, y escucharle decir: ‘perdónalos…”

También ha puesto en valor el papel de las cofradías, no solo como portadoras de tradiciones, sino como comunidad convocada al servicio del Evangelio.Somos Iglesia, asamblea de llamados. Y estos días son la ocasión para redescubrir nuestra vocación y nuestra identidad.

En este sentido, ha destacado la importancia del sacramento del perdón, “a través del cual nos llega el fruto de la pasión de Cristo y de su muerte por nosotros: la misericordia.”

 Una semana para asombrarse  

Argüello procedió durante su pregón a leer el programa procesional de Palencia no solo como un calendario de actos, sino como parte de una catequesis viva, desgranando el sentido espiritual de cada momento.

El Domingo de Ramos escucharemos ‘hosanna’ y pocos días después ‘crucifícale’. Eso habla de los altibajos del corazón humano.” También ha resaltado el simbolismo de la vestición pública del Lunes Santo, como recordatorio de que todos los bautizados “hemos sido revestidos de Cristo”.

Argüello ha sostenido que la Semana Santa no es solo una experiencia religiosa para creyentes, sino “el acontecimiento de una sociedad, de una ciudad, que se reconoce en un hilo de tradiciones que son fuente de bien común, de amistad cívica, de fraternidad.

De ahí que pidiera a todos los presentes convertirse en pregoneros, no solo con la palabra, sino con el estilo de vida: “Vivamos este anuncio en nuestra vida ordinaria... Fe y universalidad, penitencia y comunión, obediencia y ternura, conversión y evangelización.

El pregón finalizó con una llamada a vivir estos días con profundidad: “Vivámosla con un nuevo asombro para que la misericordia nos visite y la alegría estalle en nuestros corazones. Que la gracia del Jubileo, que brota de la Pascua, derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor”.