Argüello pide sacar la Doctrina Social de la Iglesia de "las estanterías" y ser "elemento de acción"

El presidente de la Conferencia Episcopal ha analizado en el programa 'La gran pregunta' de TRECE la actualidad de la Iglesia y los problemas que atañen a España y al mundo

Redacción Religión

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El pasado 5 de marzo Luis Argüello fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española. Dos meses y medio después, el arzobispo de Valladolid ha analizado la actualidad eclesial, social o política en el programa 'La gran pregunta' de TRECE.

Asegura que este tiempo le ha servido para tomar de nuevo el pulso a Añastro, sede del episcopado español de la que Argüello fue su secretario general durante casi un lustro. No obstante, matiza que se tratan de responsabilidades distintas.

“Lo vivo con cierto agobio entre los asuntos vallisoletanos y de la Conferencia Episcopal, pero también con la alegría de poderme encontrar con muchas personas y tocar muy de cerca la problemátíca de la vida eclesial y social española. El secretario general vive el día a día de la conferencia, organizar las comisiones, los que trabajan en la sede de Añastro y en las editoriales. Un trabajo más de gestión y preparación de los diversos encuentros de la CEE, en cambio el papel actual es más de relaciones, más institucional, ser principio de unidad en las reuniones en las que participo y es más compatible con ser titular de una sede episcopal”, ha explicado al presentador del espacio de TRECE, Jesús Avezuela.

La evangelización en tiempos de secularización: ¿un desafío lleno de oportunidades?

Los retos de la Iglesia son múltiples, en un contexto de secularización que se ha agudizado en Occidente, y que se traduce en un descenso en la participacíón de los ritos y los sacramentos. Una realidad que Luis Argüello atribuye a que el hombre moderno ha caído en la cuenta, propiciado por la evolución en campos como la Ciencia o la técnica, “de que quizás Dios no le hace tanta falta”.

De ahí que para el presidente del episcopado, el desafío de la Iglesia sea “evangelizar en la libertad a hombres y mujeres que se han puesto de pie”.

En cualquier caso, Argüello no ha caído en el pesimismo, y subraya que este reto abre nuevas oportunidades para mostrar a la sociedad aspectos valiosos de la tradición católica: “Nuestra sociedad necesita escuchar con fuerza 'no mentirás, no robarás, respetarás al prójimo, honrarás a tu padre y madre'”. Unos aspectos básicos, apunta, que “hoy son discutidos en un cierto relativismo moral y positivismo jurídico que parecen necesarios en nuestras democracias actuales”.

Promover la vocación laical y proponer fórmulas de diálogo

Frente a esta cultura secularizada, aupada por movimientos como la cultura 'woke', nacida en EEUU vinculada a la lucha contra el racismo, pero que ha ido derivando en cuestiones como el género o la orientación sexual, el arzobispo de Valladolid considera que la Iglesia tiene mucho que decir, en primer lugar promoviendo la vocación laical.

“La Iglesia es Pueblo de Dios en medio del mundo y pasa por personas concretas situados en ambientes, instituciones, ámbitos de la vida social, económica, política de un pueblo. Es la primera tarea a realizar, promocionar la vocación laical”, ha sostenido.

A partir de esta idea, el presidente de la CEE propone que desde la Iglesia se ensayen fórmulas de diálogo “que supere la dialéctica de los contrarios que tiende a polarizar y buscar un punto de encuentro desde el que sea posible abordar las diferencias”, ha reclamado.

Precisamente el papel de los laicos es uno de los focos en el Sínodo sobre Sinodalidad, y su mayor peso en las decisiones eclesiales como respuesta a la falta de vocaciones. Sobre esta cuestión, Argüello alerta que esta vocación laical no debe hacerse “solo como sustitución” de sacerdotes y consagrados.

“El acento que la Iglesia acoge con fuerza en el Concilio Vaticano II es que la vocación que surge desde el bautismo, la llamada a la santidad, participación en comunión y misión de la Iglesia es de todo el pueblo santo de Dios. Es una clave irrenunciable. Para que sea posible hay que abrir cauces concretos con realidades asociativas. El sínodo nos dice la importancia de que en las parroquias haya consejos de pastoral parroquial donde los laicos, junto con el pastor, animen la vida de comunión y misión de la comunidad cristiana”.

Sobre el papel de la mujer en la Iglesia, el titular de la archidiócesis vallisoletana recuerda en 'La gran pregunta' que participa en la realidad eclesial a través de “consejos parroquiales, en la catequesis, servicios de caridad o la acción social”, pero recalca que incluirlas para formar parte de la estructura jerárquica supone “hablar de otra dimensión para la que hay que poner encima de la mesa el significado de la diferencia sexual, el significado simbólico del ministerio ordenado”, ha sostenido.

"La Doctrina Social de la Iglesia tienen que dejar de ser libros que estén en estanterías"

En otro orden de asuntos, Argüello ha abordado las divisiones que a veces se generan en la Iglesia o las críticas que ha recibido de determinados sectores el Papa Francisco. Para el presidente de la CEE, estas tensiones siempre se han producido con los papas que “han introducido en el caminar de la Iglesia algún elemento de especial novedad”.

“Con León XIII en España se hicieron novenas por la conversión del Papa, o lo que supone con Juan XXIII la convocatoria del Concilio, o lo que supone con Juan Pablo II enfrentarse al imperialismo, una palabra que parecía de la tradición 'leninista'”, se ha retrotraído Argüello.

Sobre el Papa Francisco, Argüello recalca que por una parte “anuncia que Dios nos ama, que ha dado la vida por nosotros”, pero a la misma vez dice que “este anuncio cristiano tiene una dimensión social con dos caras: vida comunicativa y vida de desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia que se hace en un mundo globalizado con unas diferencias escandalosas”.

En este sentido, el responsable del episcopado español ha hecho hincapié de que la Doctrina Social de la Iglesia deje “de ser libros que estén en estanterías y pasen a ser elementos de reflexión y acción”, en la que como hace hincapié Argüello, “se invita al mundo asociativo, asociaciones de trabajadores, de empresarios, en política, cultura, asociación de familias...”

El cuidado del patrimonio y el caso de las clarisas de Belorado

Otro de los retos a los que se enfrenta la Iglesia es el cuidado del vasto patrimonio eclesial que hay en España a través de sus monasterios, conventos, ermitas o parroquias. En este sentido, Argüello califica de “aceptable” la colaboración entre la Iglesia y las administraciones públicas a la hora de llegar a acuerdos para su mantenimiento y restauración, pero considera que se debe dar un paso más.

“Estos bienes son de la Iglesia en cada uno de sus titulares concretos, pero también reconozco que hay una cierta propiedad social porque forma parte de la vida del pueblo. Es la comunidad cristiana la que tiene encomendada el uso para el que fueron construidos. En un lugar como España donde la riqueza de este patrimonio cultural artístico es tan grande, hay que pedir el esfuerzo de todos porque solo la Iglesia es insuficiente para abordar esta cuestión”, ha advertido.

Precisamente Argüello ha sido cuestionado por las clarisas de Belorado en Burgos y su decisión de romper con la Iglesia Católica. Sobre esta situación, el arzobispo de Valladolid no cree que se trate de un problema económico, sino que tiene que ver más con la crisis de espiritualidad.

“Parece inasumible que por cuestión de patrimonio un grupo de personas que han consagrado su vida a la Iglesia dijeran sin más que el Concilio y los papas siguientes donde ellas mismas han creado su vida actual fuese nulo. Se trata de otro tipo de cosas, que tiene que ver con la espiritualidad en un mundo secular. Pero ciertamente el detonante último y la exposición mediática subraya que una decisión de este calado tiene que ver con otras cuestiones más cercanas a la espiritualidad, a la psicología y pérdida de un cierto sentido común”, ha señalado.

Relaciones de la Iglesia con el Gobierno

Sobre las relaciones que mantiene el episcopado con el Gobierno de España, asegura que se basan en “un principio de colaboración crítica”, y recalca que uno de los asuntos abordados con el Ministro Félix Bolaños hace unas semanas, la primera como presidente de la CEE, fue el informe del Defensor del Pueblo.

“El informe del Defensor del Pueblo pide una serie de pasos y pensamos que esos pasos, cuando lo regula el Gobierno, tiene que regirse por principios de universalidad y dirigidos a toda la sociedad. Porque el Defensor del Pueblo, aunque no conocemos todos los datos de la encuesta de GAD3, ya se dice en las extrapolaciones que los casos que afecta a la Iglesia son unos y los que afectan a la sociedad en suu conjunto son otros y son bastantes más. Es lo que planteamos al Gobierno”, ha detallado.

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