El arzobispo de Valencia sostiene que el reto de la Iglesia "es ganarse la confianza de la sociedad"
Durante la Apertura del Año Judicial del Tribunal Eclesiástico, Benavent alerta que la libertad religiosa está menguando y niega que el Estado pueda imponer determinados valores
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
“Uno de los retos de la Iglesia es ganarnos la confianza”. En estos términos se ha expresado el arzobispo de Valencia durante la Apertura del Año Judicial del Tribunal Eclesiástico. Enrique Benavent ha indicado que la sociedad “debe tener confianza en sus poderes públicos, confianza porque ve que buscan el bien. Es necesaria la confianza de la administración de justicia y uno de los retos que también la Iglesia tiene en el momento actual es precisamente ganarse la confianza de la sociedad”, ha expresado en su intervención.
En este sentido, el titular de la archidiócesis de Valencia ha compartido la importancia de que la justicia esté presente “tanto en la vida pública como en la vida de la Iglesia”, sin que esta última caiga en arbitrariedades: “La Iglesia contribuye a la realización de la justicia en la sociedad con una reflexión sobre su doctrina social y además la Iglesia tiene que administrar justicia justamente”.
Asimismo, Benavent ha reivindicado la libertad religiosa y de conciencia, alerta que la tendencia es la de reducir esta libertad y niega que el poder del Estado no puede imponer unos determinados valores.
“El derecho a la libertad religiosa exige también el derecho de cada cual a formarse su propia opinión sobre los problemas de la sociedad y a expresar libremente su opinión. El derecho de asociación de los miembros de una misma religión, fundar asociaciones e instituciones para vivir más perfectamente su ideal de vida religiosa. El derecho evidentemente de los padres a educar a sus hijos según sus condiciones religiosas. Y la limitación del poder del Estado que no puede utilizar todos los instrumentos que tiene a su alcance para difundir, imponer una determinada visión de la vida o una determinada visión de los valores morales”.
García Magán: “La respuesta a Dios no implica una opción política concreta”
Por su parte el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán, ha sido el encargado de impartir la lección magistral titulada 'Iglesia y comunidad política a lo largo del tiempo. Encuentros y desencuentros' en esta apertura del Año Judicial del Tribunal Eclesiástico de Valencia.
García Magán ha destacado que “ni debemos abdicar del diálogo ni de la cooperación, ni debemos asustarnos ante los retos que ese diálogo con el poder político y con el poder civil, representa y asumir los retos que ello supone y conlleva. Para nosotros, cristianos, la razón y el modelo de esa actitud es que la Palabra de Dios se hizo carne, la Palabra de Dios se hizo historia humana”.
La Iglesia “siempre ha defendido, al menos en el plano teórico, el dualismo en el ámbito de la relación entre la Iglesia y el poder político, aunque en la práctica histórica haya tenido sus oscurecimientos u opacidades”, ha explicado.
“En cada etapa histórica, aunque en medio de dificultades y tensiones, la Iglesia ha querido y buscado el acuerdo y el diálogo con la potestad civil. Ayer como hoy, Iglesia y Estado, ámbito espiritual y ámbito temporal, están llamados a encontrarse y a descubrir soluciones conjuntas para los distintos problemas y desafíos que la sociedad vaya presentando”, ha subrayado.
“No se trata de una condena a entenderse sino de una exigencia y una responsabilidad recíprocas para ambos interlocutores de ese diálogo, puesto que la Iglesia busca servir al fin espiritual del ser humano y el Estado, proveer al bien común como servicio a sus ciudadanos, y ambos servicios confluyen en la unidad de la persona en sus dimensiones religiosas y sociales”, ha remarcado.
De esta manera, García Magán ha afirmado que “la respuesta a Dios no implica una opción política concreta, pero tampoco excluye la obediencia debida a las autoridades en su ámbito propio. Toda la historia de las relaciones entre la Iglesia y el poder político son consecuencias del principio anunciado por Jesús de Nazaret”, ha concluido.