Así es Santa Teresa de Lisieux: Una de las intercesoras "más solicitadas" por el Papa Francisco

Jaime López Peñalba, profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, profundiza en la figura de la joven doctora de la Iglesia

ctv-f35-captura-de-pantalla-2023-10-15-a-las-105424

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Durante todo el año 2023, la Iglesia está celebrando un Jubileo especial dedicado a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Coincidían felizmente un par de fechas señaladas de la biografía de la santa carmelita: los 150 años de su nacimiento (2 enero de 1873) y los 100 años de su beatificación (1923), que hacían oportuna dicha celebración. Además, el buen hacer diplomático de la Santa Sede había conseguido que la UNESCO dedicara a santa Teresa de Lisieux su homenaje bienal a personalidades femeninas destacadas en el campo de la paz, de la cultura y de la promoción humana para los años 2022-2023, colocando la figura de la joven doctora de la Iglesia como referencia para todos.

Sumándose tantos reconocimientos y loas a santa Teresita, no podía faltar el del papa Francisco, que publica una carta apostólica dedicada a ella el día 15 de octubre, fiesta de la otra Teresa doctora, la Grande de Ávila, y en el mes en el cual la Iglesia se preocupa especialmente de las misiones ad gentes.

Sabíamos desde hace unos meses, porque él mismo lo había anunciado, que Francisco pretendía ofrecer a la Iglesia su mirada personal sobre el estilo espiritual de santa Teresita. No sorprende, porque conocemos su viva devoción y su afecto personal a la Santa de Lisieux, que él mismo ha ido confesando en distintas ocasiones. Se sabe que junto a san José y a la Virgen Desatanudos, santa Teresa es una de sus intercesoras más solicitadas.

El Santo Padre se ha referido a santa Teresa del Niño Jesús, bellamente, como la santa de la gracia. Según sus propias palabras, acude a ella pidiendo la docilidad de ser conducido por Dios: cuando hay que afrontar un viaje, cuando aparece en el horizonte un asunto cuyo desenlace es difícil calcular… en fin, cuando es necesario dejarse llevar. Al fin y al cabo, la misma Teresita ha descrito su propia enseñanza espiritual como un «caminito», que se hace con pasos que tienen la medida de cada uno, ni más ni menos, y que pueden darse y sucederse gracias a la confianza en Dios Padre, como hacen los niños pequeños cuando avanzan entre tambaleos, ayudados por sus padres.

Santa Teresa de Lisieux es, además, copatrona de las misiones, junto al gran apóstol san Francisco Javier. Pero ella cumplió la vocación misionera a la que toda la comunidad creyente está llamada en su tierra y en su Carmelo. Aunque paradójico, es posible: ser misionero es ser enviado, para que Jesucristo sea conocido y sea amado. Y Teresa vivió entregada a esta tarea, con un «corazón misionero vibrante», que solo buscaba ser instrumento de amor y solo deseaba ardientemente hacer amar a Jesús. Sintoniza muy bien con la urgencia de una conversión pastoral y misionera de toda la Iglesia, que el papa Francisco ha indicado insistentemente desde el comienzo de su pontificado.

Quizás este Jubileo ha podido pasar un poco desapercibido durante estos meses. El mundo vive preocupado por las dificultades económicas y los emigrantes, y conmocionado por la violencia de la guerra, las nuevas de Ucrania e Israel, las viejas de siempre. Y la Iglesia está absorbida por sus propias tareas sinodales, y turbada demasiadas veces por los pecados de sus miembros, especialmente cuando son sacerdotes. Renovar la llamada a la santidad es de lo más oportuno. Como hizo el Concilio Vaticano II, como tantas veces escuchamos en la inolvidable voz de san Juan Pablo II, de nuevo el papa Francisco nos ayuda a recordar que nuestra vida es un despegue, y nuestro destino el cielo. Santa Teresita es, para ello, una maestra de calidad incomparable.

nuestros programas

ECCLESIA ALVARO SAEZ

Ecclesia

Con Álvaro Sáez

Domingos a las 13:00h