Un camarero hace este gesto a uno de sus clientes y las consecuencias no las olvidará nunca
El episodio se vivió en un bar del barrio sevillano de Triana, cuando un camarero tuvo esta reacción con uno de los clientes
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Sevilla es una de las ciudades más alegres de nuestro país. El clima es propicio para que los vecinos vivan prácticamente en sus calles durante buena parte del año. Las terrazas y los bares suelen estar a rebosar de gente. El buen ambiente reina la mayoría de estos establecimientos. Pero, como ocurre en ocasiones, a veces se viven episodios desagradables, como el vivido en un bar del barrio de Triana hace algunos años.
Era una mañana soleada de domingo en la capital hispalense, lo que propiciaba que los vecinos cercanos al establecimiento se acercaran para desayunar o tomar el café de media mañana. De repente, apareció un señor que nadie conocía en la zona, con pintas de ser una persona sin hogar. En cualquier caso, su trato fue exquisito con los presentes en el bar. Saludó con un "buenos días", sonrió al camarero y pidió un café para llevar.
La reacción del camarero que indignó a todos
Sorprendentemente el camarero, que además era el dueño del negocio, se negó a servirle el café, e invitó al supuesto mendigo a abandonar el local de una manera muy desagradable y humillante. Una actitud que, como no podía ser de otra manera, extrañó sobremanera tanto a la propia "víctima" como al resto de los presentes. Tanto es así que incluso el cliente se vio obligado a mostrarle al camarero las monedas que llevaba encima para demostrar que podía pagarle la consumición.
Aquello no fue suficiente para el barman que, al comprobar que el cliente no quería marcharse del establecimiento, salió del mostrador para indicarle la puerta de salida. Como decimos, el resto de clientes no daban crédito a la actitud del camarero hasta que, uno de ellos, dio un paso al frente e instó al camarero a cambiar su conducta y a no maltratar a su cliente, ya que su aspecto no le daba derecho a tratarle de una manera tan despreciable.
El resto de clientes (no llegaban a la decena) se unieron y afearon la actitud del dueño del negocio. Ante la reacción de sus clientes, el camarero se vio obligado a frenar su instinto, aunque no le sentó nada bien que todos se posicionaran a favor del mendigo. Incluso llegó a afirmar que la clientela se sentía incómoda ante la presencia de este tipo de personas, con una imagen descuidada. Una visión que no compartieron los clientes.
Los clientes conocieron la dura realidad del sin hogar
Cuando los ánimos se apaciguaron, uno de ellos, que era sacerdote, se ofreció al sin hogar invitarle a desayunar. Una vez se relajaron todas las partes, conocieron un poco más de cerca la vida de aquel desconocido transeúnte. Se trataba de un asturiano de unos 50 años de edad que lo había perdido todo hacía unos años por "su mala cabeza". El juego y el alcohol se apoderaron de sus voluntades, arruinándose completamente y perdiendo su empleo vendedor de seguros. Aquel misterioso varón no tenía familia, o al menos así lo afirmaba, lo que le hacía desplazarse de un lugar a otro sin destino concreto.
Antes de marcharse, el sacerdote le proporcionó algo de dinero y el lugar donde se encontraba la parroquia más cercana, por si necesitaba pedir algún tipo de ayuda. Además, le ofreció la posibilidad de recurrir a Proyecto Hombre, siempre que estuviese decidido a rehabilitarse. Unas sugerencias que nunca aceptó. Aseguraba que, tras más de veinte años de adicciones, poco podían hacer ya por él.
El mendigo se marchó de la misma manera que accedió al local, despidiéndose de todos. Tras varios años de aquella vivencia, nadie ha vuelto a saber nada de él. Pero, quien sin duda quedó retratado de todo aquel episodio fue el camarero del local, que por cierto echó el cierre hace algún tiempo.