Los cambios que habrá en tu parroquia cuando se aplique el documento final del Sínodo: “No son meros invitados"

El arzobispo emérito de Zaragoza y Padre Sinodal, Vicente Jiménez, ha explicado en 'Ecclesia al día' en qué consistirá la asamblea eclesial que se celebrará en 2028, tres años después del Sínodo de la Sinodalidad

Misa

José Melero Campos

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Una vez concluido el Sínodo de la Sinodalidad, celebrado en dos asambleas en octubre de 2023 y 2024, es el momento de llevar a la práctica el documento final que fue aprobado por el Papa Francisco.

 

Un proceso que culminaría en octubre de 2028, cuando está prevista la celebración de una asamblea eclesial para determinar cómo se habría implementando este proceso a lo largo de los próximos tres años.

“Quiere ser el proceso final de la última fase del Sínodo, es una fase de puesta en práctica del documento final. El Papa quiere que este sínodo no sea un evento puntual, sino un proceso por etapas. Hubo una etapa diocesana de discernimiento y escucha, luego las dos asambleas en octubre del 2023 y 20234 y luego la fase de aplicación en la que nos encontramos”, ha explicado en 'Ecclesia al día' el arzobispo emérito de Zaragoza y Padre Sinodal, Vicente Jiménez.

De esta manera, se pretende que a lo largo de los próximos meses los grupos sinodales formados en la etapa de consulta se vean reforzados y vuelvan a recobrar vida, con el compromiso de los laicos, miembros de la vida consagrada y vida apostólica: “Todos deben ser llamados e implicarse en el Sínodo”, ha subrayado Jiménez.

¿Cómo va a cambiar  la vida de tu parroquia tras el sínodo?

Y es que el documento final del Sínodo de la Sinodalidad recoge puntos que cambiarían a la vida ordinaria de las parroquias una vez que se apliquen las indicaciones avaladas por el Papa Francisco. Entre ellas, Vicente Jiménez ha destacado la de cultivar y promover “la espiritualidad sinodal”, que se centra en la Eucaristía al ser “el centro donde los cristianos vivimos la comunión”.

Otro de los aspectos más importantes es el de potenciar la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, como en los consejos diocesanos, parroquiales o económicos, así como incorporar a la mujer en la vida y misión de la Iglesia: “Hay que ser sensibles por ejemplo en la predicación, en las imágenes que usemos o en el lenguaje”.

No solo participar en los consejos, otro de los puntos que recoge el documento sinodal es que los laicos formen parte de las tomas de decisiones: “No son meros invitados o colaboradores, son participantes y protagonistas”, ha destacado también el arzobispo emérito de Zaragoza y Padre Sinodal. Para ello se requiere de la convocatoria de asambleas eclesiales, similares a las que se convocará en octubre de 2028.

Mayor transparencia y renovación en la formación de los seminarios 

Consolidar una cultura de la transparencia y la rendición de cuentas en materia económica, pastoral o protección de menores es otra cuestión a implementar en las parroquias y diócesis, así como “evaluar cómo ejercemos la autoridad”.

La renovación en la formación de los seminaristas es un aspecto destacado del Sínodo: “Hay que renovar el plan de formación, se pide que haya mujeres y expertos en la orientación y formación de los seminaristas, que haya una formación en sinodalidad”, ha puntualizado Vicente Jiménez.