El card. Omella recuerda la figura de San Juan de la Cruz en el día de su fiesta: "Ojalá aprendiéramos más..."

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha querido subrayar este martes, 14 de diciembre, la importancia de este religioso y poeta místico del renacimiento español

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Redacción Religión

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Este martes, 14 de diciembre, la Iglesia celebra a San Juan de la Cruz, religioso y poeta místico del renacimiento español. Fue reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con santa Teresa de Jesús. Junto con santa Teresa de Jesús, se considera a San Juan de la Cruz la cumbre de la mística experimental cristiana.

El card. Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha querido recordar su figura en sus redes sociales. “”Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor” nos dice el místico San Juan de la Cruz, cuya festividad celebramos hoy. Ojalá aprendiéramos más de sus enseñanzas. Qué diferente sería el mundo si siguiéramos sus consejos”.

La figura de San Juan de la Cruz

Juan de Yepes, nace en Fontiveros el año 1542. Sus padres, comerciantes de paños, son de origen humilde. La precaria situación económica se nota en la familia, con grandes dificultades para salir adelante. Juan, notará poca habilidad en las manualidades, dedicándose al estudio. Después de un periodo de formación, abraza la Orden del Carmelo. Cuando en 1567 se ordena sacerdote, se encuentra, por casualidad con la Madre Teresa.

La Providencia se servirá de este momento para que la Santa de Ávila pueda reformar a los carmelitas con la ayuda de Juan de la Cruz, al que denominará cariñosamente “el medio fraile”, dada su pequeña estatura. Después de un tiempo de reforma y expansión, marcha al Convento de la Encarnación en Ávila donde será confesor. Pero inesperadamente, los hermanos calzados le retienen y llevan a Toledo donde estará cautivo nueve meses.

Cuando logra escapar por el tragaluz, marcha a Jaén donde, de nuevo será confesor de las monjas de Beas en Segura. Allí conocerá a la religiosa Ana de Jesús. Diversas son las fundaciones que realiza en tiempos, siendo nuevamente signo de contradicción, incluso entre los suyos. Muere en Úbeda el año 1591, dejando un legado espiritual como “La Noche oscura del alma” o “La llama de Amor viva”.